"La endemoniada de Santiago", protagonizó en el siglo XIX un caso que dividió a la ciencia y la religión en un episodio que aún despierta fascinación y debate sobre si fue una enfermedad o una posesión demoníaca.
En pleno siglo XIX, en una sociedad profundamente influenciada por la Iglesia Católica, nace en Valparaiso, Carmen Marín, quien quedó huérfana siendo bebé, por lo que quedó bajo el cuidado de una tía.
Una noche, cuando tenía 12 años, ella dormía en el Hospicio de las Hermanas de la Caridad en Santiago donde vivía bajo la tutela de las religiosas. Ahí, en pleno sueño la joven relataría una batalla con el diablo, atacando, fuera de sí, a las demás compañeras que compartían habitación con ella.
Estos ataques se prolongaron. Convulsiones y contorsiones violentas, rechinamiento de dientes, pérdida de control sobre su cuerpo y acciones, fuerza extraordinaria, maldiciones a Dios, cuello abultado o la pupila retraída son algunos de los síntomas reportados al Arzobispado de Santiago. En una época dominada por la influencia religiosa, algunos atribuyeron estos eventos a una posesión demoníaca, mientras que otros lo interpretaron como un caso extremo de histeria.
El presbítero José Raimundo Zisternas fue uno de los encargados de investigar el caso. Se dice que se mantenía escéptico ante la posibilidad de que fuera algo sobrenatural lo que afectaba a Carmen Marín. Sin embargo, al presenciar uno de los ataques, quedó tan impactado que cambió de opinión. En un documento presentado al Arzobispado de Santiago, describió con detalle cómo Carmen levantaba su pecho de forma antinatural, profería groserías y mostraba una fuerza imposible para su contextura.
“Un momento después de principiar, la enferma se agitó horriblemente, levantó el pecho de un modo extraordinario, formó un gran ruido con los líquidos que había en su estómago y cuando el Evangelio iba en más de la mitad, dobló el cuerpo, abrió cuanto pudo la boca, tomó un aspecto verdaderamente horripilante y los cabellos se le erizaron. En una palabra, no parecía una criatura humana. No sé lo que pasó entonces por la mente de mis compañeros. Yo, por mi parte, puedo asegurar que la sangre se heló en mis venas y tuve que hacer un esfuerzo para presenciar la conclusión de tan nunca visto acontecimiento”.

La “cura” con el Evangelio de San Juan
En el Hospicio, las Hermanas de la Caridad notaron que los episodios de Carmen podían ser calmados mediante la lectura del Evangelio de San Juan. Este hallazgo llevó a Zisternas a iniciar una serie de rituales basados en la lectura del evangelio, los cuales se repitieron en múltiples ocasiones.
A pesar de este aparente remedio, los ataques continuaban. Según los informes, Carmen mostraba un rechazo visceral a los objetos religiosos y reaccionaba violentamente cuando se rezaban oraciones, incluso en voz baja o en otros idiomas.

El rol de la ciencia en el caso de Carmen
El caso de Carmen atrajo la atención de destacados médicos de la época, quienes intentaron ofrecer una explicación científica. Entre ellos se encontraban Vicente Padín, Andrés Laiseca y Eleodoro Fontecilla. Aunque muchos coincidieron en que sufría de histeria severa, el diagnóstico no era concluyente.
Algunos, como el doctor Benito García, no descartaron la posibilidad de posesión demoníaca, argumentando que los fenómenos presenciados no podían ser explicados completamente por la ciencia. Otros médicos intentaron vincular los síntomas de Carmen con traumas psicológicos o experiencias previas, como su exposición a misas en latín o su contacto con marineros europeos en Valparaíso.
El exorcismo y el desenlace del caso
Finalmente, el Arzobispado de Santiago ordenó un exorcismo, convirtiendo a Carmen Marín en la protagonista del primer ritual de este tipo en Chile. Según los testimonios, el ritual fue exitoso y la joven mostró una mejoría notable. Sin embargo, el demonio habría profetizado su regreso “dentro de un año y medio” antes de abandonar el cuerpo de Carmen.
Tras este episodio, la figura de Carmen Marín desapareció de los registros históricos. Algunos sugieren que fue dejada tranquila, mientras que otros especulan que murió poco después o vivió el resto de su vida lejos del ojo público.
Un misterio sin resolver
A más de un siglo y medio de distancia, la historia de Carmen Marín sigue fascinando. ¿Fue víctima de una enfermedad mental extrema, o realmente estaba poseída? La falta de registros detallados sobre su vida posterior deja el caso abierto a la interpretación, perpetuando el enigma de La endemoniada de Santiago.
Incluso, el aspecto sobrenatural de la historia alimentó el folclore popular y sirvió de inspiración para obras como la teleserie La Poseída de TVN, que llevó este oscuro episodio al público contemporáneo.