Conversamos con el autor del libro “Psicópatas Chilenos”, en el cual desmenuza ocho escabrosos casos ocurridos en territorio nacional. Desde el llamado “Viejo del saco” que aterrorizó a Santiago en los años 50, hasta el “Asesino del tambor”, que indignó a todo Chile.
Álvaro Matus, publicista, youtuber y escritor, lanzó a inicios de enero “Psicópatas Chilenos”, un libro donde desmenuza ocho escabrosos casos ocurridos en territorio nacional.
Hablamos con el autor sobre esta obra, basada en gran parte en el contenido que ofrece en su canal de YouTube “El canal del crimen”.
Matus hace un descarnado repaso por las historias del Monstruo de Carrascal, también conocido como el “Viejo del saco”; los Psicópatas de Viña del Mar, el Tila, el Psicópata de Placilla, Miguel Krassnoff, Julio Pérez Silva, María del Pilar Pérez y Hugo Bustamante.
“Conversamos con la editorial, queríamos contar historias de criminales donde los autores hubiesen sido definidos como psicópatas por los especialistas, ese fue el primer paso”, reveló a La Cuarta.
- Álvaro, según tu investigación, ¿cuál crees que es la característica más peligrosa de los psicópatas?
Yo creo que el hecho de que pueden pasar completamente desapercibidos en la sociedad. El psicópata es muy distinto a los sociópatas, que son personas que tienen conductas antisociales evidentes, que incluso su apariencia, su forma de vestir, su forma de relacionarse con las demás personas suele ser intimidante. Los psicópatas tienen una máscara, pueden trabajar en una empresa, tener familia, cuidar a sus hijos de manera excelente, pero al mismo tiempo tienen conductas antisociales o agresivas que pasan desapercibidas. Incluso en algunos casos ni siquiera llegan a cometer crímenes, pero pueden ser sumamente tóxicas y dañinas para su entorno.
- Me llamó la atención que en el libro destacas que algunos buscan cargos de poder…
Sí, el psicópata por lo general busca tratar de tener el control sobre los demás, manipular al resto, son narcisistas, egocéntricos, entonces eso hace que ellos apunten a lugares donde van a tener el control. Cabe destacar que todo esto está visto desde el punto de vista de la criminología. Y así es como, por ejemplo, ex FBI como Robert Ressler, John Douglas, los fueron perfilando y se dieron cuenta de sus características y que sus crímenes también obedecen a esta necesidad de control.

“En Chile los asesinos en serie no son tan comunes, pero existen”
- ¿Qué crees tú que tiene el true crime que engancha tanto a la gente?
Yo creo que son varios factores. He visto en la gente con la que he podido conversar, seguidores del canal, el interés por la conducta y la mente humana, desentrañar un poquito en qué se basa esa maldad que tienen algunas personas, por qué disfrutan del dolor ajeno, porque una cosa es cometer un acto ilícito como un robo, pero esa necesidad de hacer sufrir al otro y además disfrutar, es una de las cosas que a la gente le llama la atención. Ver a gente que comete crímenes y que no siente arrepentimiento, o también conocer historias que sean llamativas, porque finalmente estas historias alimentan gran parte de la ficción que vemos, series, películas; y de repente saber que estas historias se replican en la realidad y que incluso son peores, llama mucho la atención.
- Y a ti en lo particular, ¿qué fue lo que te atrajo de este mundo y te llevó a crear tu canal?
Mira, lo que me llama la atención, aparte del tema de conocer un poquito acerca de la mente humana, son también los procesos investigativos que se llevan a cabo. Hay personas que han dedicado toda su vida a atrapar a este tipo de criminales, psicópatas, asesinos en serie; acá en Chile no son tan comunes como en otros países, pero existen, y hay algunos que ni siquiera han sido tan documentados. Y al mismo tiempo, hay cuestiones aledañas, por ejemplo, los contextos históricos donde se desarrollan, sitios geográficos que tienen ciertas condiciones que hacen que estos crímenes proliferen; por eso cuando cuento estas historias, me gusta detallar en la infancia del asesino, sus vivencias, sus traumas, si tienen algún tipo de enfermedad mental detectada por algún especialista, y también el entorno. Todo eso va ayudando a que estas historias resulten más interesantes, y es lo que a mí me atrae.
- Y hablando sobre este contexto, ¿qué fue lo que a ti más te impactó cuando investigaste los ocho casos que están en el libro?
Hay algunos elementos comunes, no siempre se da, pero muchas de estas personas tuvieron infancias duras, marcadas por pobreza, violencia, enfermedades mentales, relaciones tóxicas, incluso la cárcel. Elementos que se van repitiendo en muchas de estas historias y es necesario considerarlas a la hora de analizar los casos. Yo te diría que hay dos excepciones en el libro, el caso de María del Pilar Pérez, que se da dentro de una familia que tiene muchos problemas relacionados con la herencia y el dinero, y generó una relación tóxica entre ellos; y el caso Krassnoff.

Uno de los peores psicópatas de Chile: el caso de Alto Hospicio
- ¿Hay alguno de estos casos que en particular te haya afectado más?
Yo te diría que uno de los que más me afectó en su momento fue el de Alto Hospicio, porque le estuve haciendo seguimiento a esa historia. Estudio este tema desde los 13 años, entonces cuando ocurrió el tema de estas niñas que estaban desapareciendo, tuve la oportunidad de ver las noticias en ese entonces, cómo la gente salía a reclamar a las calles, y las autoridades decían por televisión que estas chicas se estaban yendo a prostituir al norte del país, o incluso a Perú. Y en cierto momento mostraron imágenes bien fuertes, hay una abuela de una de estas niñas buscando pistas en un basural, y encuentra la ropa interior de una de las chicas, eso me afectó harto. Yo me dije, ‘acá hay un asesino en serie’, me parecía raro que yo, viendo la televisión me diera cuenta y las autoridades no estén sacando conclusiones, y tuvo que aparecer una chica que sobrevivió a uno de los ataques de Julio Pérez Silva, para que se empezara a esclarecer el tema.
- Dijiste en una entrevista que hay casos que quedaron fuera. ¿Estás planeando una segunda parte, o quizás ampliarla a Latinoamérica?
Estamos conversando con la editorial. Me falta ajustar algunos temas, pero sí, hay intenciones de sacar un segundo libro. No sé si necesariamente sobre casos chilenos, estoy pensando justamente en hacer algo con casos latinoamericanos, tenemos un montón, y son de los peores a nivel internacional.
- Hay un caso que llevamos en La Cuarta y que está en el libro, el del “Viejo del saco”, llamó la atención porque muchos no sabían que hay una historia real detrás.
Esta es una cuestión que se ha hecho a lo largo de cientos de años, asociar comportamientos humanos, que son desconcertantes, con criaturas o seres mitológicos legendarios. No solamente se da con el “Viejo del saco”, un personaje que viene de la edad media, un sujeto que raptaba niños y se los llevaban un saco, eso hace referencia a los primeros pederastas, se contaba como una historia a los chicos para que no se alejaran de sus casas y no se fueran con cualquier persona.
Pero si empiezas a revisar referencias, es lo mismo que ocurre con los hombres lobos, las brujas, los ogros, con todo tipo de monstruos. La bruja se comía a los niños, el ogro también, el lobo de la Caperucita Roja también, incluso mantenía relaciones sexuales con ella en la obra original. Todas esas historias se fueron difundiendo, pero con la idea de mantener en alerta a los niños. Eso nos hace entender que la temática de depredadores sexuales o asesinos en serie viene de hace mucho, mucho tiempo.
