Crítica de cine: Eterno - 100 años de Colo Colo, una celebración emocional que esquiva las sombras
El documental de Fernando Lavanderos, producido por Fábula, busca condensar un siglo de historia, pasión y contradicciones del club más grande de Chile. Aunque triunfa en lo emocional y simbólico, no mete el gol a la hora de mirar de frente las zonas oscuras de su historia.
El desafío de contar cien años de historia no es menor. Más aún cuando se trata de Colo Colo, no solo el club más popular y exitoso en la historia del fútbol chileno, sino que también el equipo que moldea parte de la identidad cultural de este país.
Eterno: 100 años de Colo Colo, dirigido por Fernando Lavanderos bajo la producción de Fábula, asume esa tarea con respeto, sensibilidad y una clara orientación hacia el hincha.
Su resultado, sin embargo, es tan apasionado como parcial: un homenaje emocional que elige el corazón por sobre la profundidad.
El documental abre con la figura de David Arellano, encarnado por Benjamín Vicuña en una recreación sobria pero efectiva. La presencia del actor no busca el protagonismo de la estrella, sino la conexión con un mito fundacional. A partir de ahí, Arellano no es abordado como un héroe inalcanzable, sino como un ideal en movimiento, una figura que, a cien años, sigue respirando en cada cántico y en cada bandera.
En esa primera parte, que mezcla reconstrucción histórica y testimonio, está el corazón de la leyenda alba y el nacimiento del equipo celebrado, como dice su himno, por su empuje y coraje.
El relato posteriormente avanza por las décadas sin seguir un orden académico ni exhaustivo. Más que un repaso cronológico, Eterno propone una sinfonía emocional. Por su puesto que hay espacio para los hitos – el equipo invicto, la Libertadores de 1991, el campeón en la quiebra -, pero no todos los periodos tienen el mismo peso.
Varias décadas pasan desapercibidas, mientras otras se convierten en ejes narrativos cargados de épica y nostalgia. Y todo se debe a que la estructura responde más a la memoria colectiva que a la historiografía: no se trata de cómo ocurrió, sino de cómo se recuerda.
En todo ese ámbito, el documental privilegia el sentimiento por sobre la explicación. No hay una indagación profunda en los motivos de la quiebra ni en las responsabilidades de la dirigencia que llevó al club a la crisis. Tampoco hay una mirada crítica hacia la administración actual de Blanco y Negro. Lavanderos no busca el juicio, sino el retrato emocional de un pueblo que vibra, sufre y celebra con el indio en el pecho.
Por eso el segmento más conmovedor, y probablemente el clímax narrativo, es el que entrelaza la historia de Leonel Herrera padre –protagonista de la final perdida en 1973– con la de Leonel Herrera hijo, autor del último gol de la histórica final de 1991 ante Olimpia.
Ese cruce de generaciones, ese eco de derrota y redención, condensa el espíritu del documental: la persistencia de la fe, el peso del legado y la transmisión del amor por la camiseta como herencia familiar. Ahí Eterno alcanza su máxima verdad emocional.
Las anécdotas se suceden con ritmo cálido y humano. Algunas son tan entrañables como la de las cábalas de Daniel Morón o las de hinchas anónimos que convirtieron su vida entera en una devoción por el club. Lavanderos otorga espacio a figuras emblemáticas y a otras más desconocidas, construyendo un mosaico de rostros donde lo colectivo es la gran estrella. No se trata solo de recordar triunfos, sino de rendir tributo al pueblo que los sostuvo.
La factura técnica está a la altura del sello Fábula: la fotografía combina la textura del archivo con recreaciones de alto nivel y el montaje imprime fluidez a una narración que, pese a su dispersión temporal, nunca pierde el pulso emocional. Sin embargo, su foco limita a este trabajo cuando se enfrenta a los matices.
Porque Eterno es, ante todo, una celebración. Y como toda acción de vitorear, evita los silencios incómodos. La transformación del club en sociedad anónima, las fracturas internas entre hinchada y dirigencia, los fracasos deportivos recientes y el descontento con el presente no son el foco. Más aún, no esperen un cierre con la tragedia en la Copa Libertadores de este año.
Esas omisiones pueden justificarse desde la intención del homenaje, pero le restan densidad a un relato que podría haber sido también una reflexión sobre la pérdida de los ideales de Arellano en el Chile actual o la forma en que el propio fútbol se ha manchado por la violencia dentro y fuera de los estadios.
De todas formas se puede remarcar que, en su tramo final, el documental se reconcilia con su propósito inicial: el Colo Colo eterno no es la institución empresarial ni el marcador del campeonato, sino el sentimiento que resiste. Algo que inclusive abarca a su exitosa rama femenina.
Lavanderos encuentra en los jugadores emblemáticos y sus hinchas - en sus lágrimas y cantos - la encarnación de ese espíritu. Si el club vive una crisis institucional, el pueblo colocolino sigue siendo su motor moral. Y en esa idea, simple pero potente, descansa la fuerza de este documental.
A la larga, y aún con sus carencias, Eterno: 100 años de Colo-Colo logra capturar la mística del cacique. Es un documental que se siente más en el pecho que en la cabeza, es más canto que análisis. Tal vez ese sea su mayor defecto y su mayor virtud: ser, como el equipo que celebra, un espejo de las pasiones que lo sostienen.
Lavanderos y Fábula entregan así una pieza que, aunque pensada para el hincha albo, funciona como un testimonio del poder simbólico del fútbol. Un recordatorio de que, más allá de la gloria y la derrota, Colo Colo es Chile, y que en su historia - con sus luces, sombras y contradicciones - se refleja también la del país que lo hizo eterno.
Eterno: 100 años de Colo Colo ya está disponible en cines.
Lo último
hace 10 min
De origen español, el actor y periodista tuvo una reconocida carrera en nuestro país. Actuó en el cine, teatro y televisión. Es considerado como uno de los pioneros del “periodismo ciudadano” y uno de los primeros noteros de tv, por su rol en el matinal “Teleonce al despertar”. Falleció en 2016 a los 94 años. Aquí un repaso por su trayectoria.
Recordando a Pepe Guixé: destacado periodista, actor y el primer notero de la tv chilena
07:09
04:00
20:59
19:53
Lo más leído
1.
2.
3.
4.