En la antigüedad, la cultura maya creía que había un alimento “sagrado” por ser regalado por los mismos dioses. No solo era utilizado en su dieta, sino que también como moneda de intercambio y en diferentes rituales religiosos.

Se trata del cacao, planta que tiene su origen en el Amazonas y que habitualmente se da en climas húmedos y calurosos. El árbol produce un fruto que lleva el mismo nombre, el que a su vez se usa como materia prima en diversos alimentos, siendo el más famoso el chocolate.

Aunque los granos de cacao se han elevado como un ingrediente clave de la alimentación desde hace cientos años, ha sido en las últimas décadas que se ha estudiado cuáles son los beneficios que deja en la salud.

Estos son los beneficios del cacao en la salud

Si bien el cacao puede resultar positivo en la salud por sus propiedades nutricionales, es clave comprender que existen algunos formatos que son más saludables de integrar que otros.

En ese sentido, desde la Clínica Santa María plantean que la mejor alternativa de consumirlo es el cacao en polvo, el que puede ser disuelto en leche descremada o agua caliente. También es posible optar por chocolate negro que tenga un 70% de cacao y bajos niveles de azúcar.

De acuerdo a RedSalud, algunos de los efectos beneficiosos que deja el cacao en la salud de los seres humanos son:

• Al ser rico en antioxidantes, brinda protección a los tejidos del estrés oxidativo y ayuda a prevenir enfermedades cardiovasculares.
• Evita que la presión arterial aumente.
• Controla los niveles de colesterol sanguíneo.
• Mantiene a raya la función plaquetaria e inflamación.

Debido a que tiene sustancias estimulantes, el consumo siempre debe ser en dosis moderadas y complementarlo con actividad física y una dieta balanceada. De lo contrario, podría generar efectos indeseados.

“Si bien tiene múltiples ventajas, como su rico sabor y la elevación de endorfinas por la sensación de placer y felicidad, es importante ser medidos en la ingesta, ya que también se trata de un producto alto en calorías”, dijo Jessica Liberona, nutricionista de la Clínica Universidad de los Andes.