Aunque hoy en día los huevos de Pascua se asocian principalmente con los niños, los conejos y las búsquedas en jardines, sus raíces históricas están profundamente ligadas a rituales religiosos antiguos que han traspasado generaciones por siglos.
Cada año, durante la celebración de Semana Santa, millones de adultos y niños en todo el mundo decoran huevos de colores, los esconden para juegos infantiles o los regalan como símbolo de la festividad. Pero ¿de dónde viene realmente esta tradición?
Aunque los huevos son un símbolo universal de fertilidad y renacimiento, la asociación con la Pascua, que celebra la resurrección de Jesucristo, no tiene un solo origen claro.
De hecho, como explican varios historiadores, los huevos de Pascua podrían tener raíces tanto paganas como cristianas.
Carole Levin, profesora de Historia y directora del Programa de Estudios Medievales y Renacentistas en la Universidad de Nebraska, comenta para la revista TIME, que muchos expertos creen que la Pascua cristiana coincidió en fechas con antiguas celebraciones paganas, como la festividad anglosajona dedicada a la diosa Eastre.
Esta diosa representaba la primavera y el renacimiento de la naturaleza tras el invierno, y los huevos eran parte importante del festejo.
“Se comían huevos durante la celebración e incluso se enterraban como un acto simbólico para fomentar la fertilidad”, explica Levin el medio estadounidense. Esta superposición de festividades ayudó a facilitar la conversión de comunidades paganas al cristianismo y conservar símbolos familiares.
La práctica medieval cristiana
En el ámbito cristiano, otra teoría popular sobre el origen de la tradición de regalar huevitos de pascua en Semana Santa sostiene que, los huevos cobraron importancia por las restricciones alimenticias durante la Cuaresma, cuando los fieles no podían consumir carne ni productos animales, incluidos los huevos.
Según Henry Kelly, profesor de estudios medievales en la Universidad de California, Los Ángeles, los huevos que las gallinas seguían poniendo durante este periodo eran cocidos y almacenados, para luego ser distribuidos al final de la Cuaresma, justo en Pascua, especialmente entre los más pobres.
Huevos decorados: un lujo real
Pero además de lo ya mencionado, otra de las actividades más populares entre los más jóvenes es teñir y decorar huevos, actividad que también tiene raíces documentadas.
En 1290, la casa del rey Eduardo I de Inglaterra compró 450 huevos para teñir o cubrir con pan de oro y repartirlos entre la corte. Dos siglos después, el Vaticano enviaba al rey Enrique VIII huevos decorados en estuches de plata como obsequios de temporada.
También hay registros de que en aldeas inglesas del siglo XIII, los campesinos entregaban huevos como tributo a los señores feudales en Pascua. Estos huevos, a menudo teñidos de rojo (símbolo de alegría), eran una especie de “ofrenda de Pascua”, práctica que se mantuvo hasta el siglo XVIII.

No fue sino hasta el siglo XIX, en plena era victoriana, cuando los huevos de Pascua empezaron a dirigirse a los niños.
La sociedad británica, influenciada por un renovado interés por las tradiciones antiguas, empezó a transformar la festividad en una celebración más familiar, quienes surgieron las búsquedas de huevos escondidos.
Este hecho trajo consigo el personaje del “Conejo de Pascua”, dando pase en 1876, a realizar el primer “Easter Egg Roll” en la Casa Blanca, una tradición que continúa hoy.
Con el tiempo, estas costumbres también fueron adoptadas por las clases trabajadoras, especialmente cuando la Pascua se incorporó a los calendarios oficiales como día feriado.
Según el historiador Ronald Hutton, esto elevó el estatus de la festividad y alentó a las familias a buscar formas especiales de celebrarla.
Hoy en día, un “huevito o de pascua” puede ser tanto una golosina de chocolate como un detalle decorativo o incluso un regalo digital.
Pero ya sea relleno o pintado a mano, el huevo de pascua mantiene su poder simbólico como un recordatorio de renacimiento, alegría y tradición que ha acompañado a cientos de generaciones alrededor de todo el mundo.