¿Muertes prematuras?: cómo los enormes incendios forestales dañarían la salud humana

La revista Nature publicó un artículo que revela los diversos estudios que realizan los científicos para determinar qué están afectando en los organismos de las personas.

Un monstruoso incendio se vivió en San Francisco, California, entre septiembre y octubre pasado, el cual finalmente consumió más de 3.900 kilómetros cuadrados de bosque.

Cuando un grupo de bomberos se encaminaba a apagar las llamas, antes hicieron una parada donde Mary Prunicki, un biólogo de contaminación de la Universidad de Stanford, y su equipo de investigadores, quienes les hicieron cuestionarios y muestras de sangre a cada integrante del personal de emergencia.

Con ello se busca determinar  cuál es la reacción de sus cuerpos al humo, incluida la inflamación y los cambios en la función inmunológica y cardíaca, según revela un artículo de la revista Nature.

"El humo de los incendios forestales es responsable de decenas a cientos de miles de muertes prematuras en todo el mundo cada año", se lee en el reportaje, por lo que los científicos buscan descubrir qué contiene el humo de los incendios forestales que los hacen tan peligrosos para la salud.

El cambio climático ha aumentado la cantidad e intensidad de estos fuegos en distintos lugares del planeta, como Siberia en Rusia y Australia, donde aún se recuperan de los incendios ocurridos entre 2019 y 2020.

Entre los componentes en el humo de estos incendios, el que más preocupa a los especialistas son las partículas más pequeñas que miden 2,5 micrómetros o menos de ancho, lo que equivale a 1/40 de un cabello humano.

Estas son muy pequeñas por lo que entran sin problemas entre las grietas de los pulmones y al torrente sanguíneo, según Francesca Dominici, bioestadística de la Escuela de Salud Pública TH Chan de Harvard en Boston, Massachusetts.

"Un trayectoria terrible"

Cuando el humo entra en el organismo, el cuerpo reacciona "como si hubiera gérmenes e infección allí", dijo Fay Johnston, epidemióloga ambiental de la Universidad de Tasmania en Hobart, Australia. Así, se generan una serie de cambios fisiológicos: se libera la hormona cortisol y aumenta la glucosa en sangre, lo que desestabiliza el ritmo cardíaco y hace que la sangre se coagule con más facilidad.

También, el revestimiento de los pulmones se inflama, lo que complica la respiración.

Por eso Mary Prunicki, al tomar muestras a los bomberos, busca comprender estos cambios fisiológicos midiendo ciertos biomarcadores para tener una instantánea de la función inmunológica, respiratoria y cardiovascular ante ese escenario.

En tanto, Francesca Dominici estiman que el aumento de los niveles de estas pequeñas partículas durante la temporada de incendios de 2020 en Washington, California y Oregón guarda una correlación 19,700 casos adicionales de COVID-19 y 750 muertes.

Por ahora, la principal hipótesis es que estas partículas comprometen al sistema inmunológico y causan inflamación, lo que podría volver a las personas más susceptibles a infecciones o ver agravadas sus enfermedades.

"Los científicos todavía están tratando de precisar el alcance de la exposición de las personas al humo de los incendios forestales en diferentes entornos", dice el texto de Nature. Sin embargo, cada vez serían menos los grupos disponibles para hacer comparaciones, en vista de que cada vez más gente está expuesta a estas partículas.

Sin embargo, "podríamos tener toda la investigación del mundo que te diga que debes tomar un antiinflamatorio o usar un filtro HEPA subsidiado, pero vamos a retroceder hasta que realmente abordemos el problema fundamental subyacente", dijo Fay Johnston, epidemióloga ambiental de la Universidad de Tasmania en Hobart, Australia, sobre el cambio climático.

“Estamos en una trayectoria terrible en este momento”, remató.

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