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Jazz Monstarz, ganadora del Red Bull Dance Your Style: “Era inevitable, yo sabía que iba a pasar tarde o temprano”

La exganadora de Rojo, en octubre, se las verá con los mejores del mundo en la final internacional de Los Ángeles. Aún ansiosa, aquí cuenta lo que supone esta victoria.

La ganadora y representante chilena en Estados Unidos. Eduardo Ignacio

—Acá estoy, recuperándome —saluda Jazmín Torres con la voz desgastada probablemente de tanto grito, de tanto sollozo.

Torres, cuyo nombre artístico, Jazz Monstarz, evoca a la “agrupación de danzas urbanas creada el año 2010 por Jonathan Valdés” en busca de “la expresión del cuerpo a través del movimiento”, acaba de ganar por vez primera el Red Bull Dance Your Style y, en unos meses, será la representante chilena en la final internacional de Los Ángeles, Estados Unidos. De Quinta Normal, bailarina, coreógrafa, Jazz se ha dedicado por más de una década a coleccionar triunfos sobre la pista, incluso en la TV —se proclamó ganadora de Rojo, el color del talento en 2019 y, tres años atrás, obtuvo el segundo lugar de Aquí se baila— pero, dice, este era el certamen que en realidad se propuso ganar. Al punto de quizás ni siquiera disfrutarlo completamente.

—Después de haber ganado uno cree que se va a relajar, pero me pasó lo contrario. Estuve muy relajada en la competencia, me sentí muy segura. Pero mi mente tenía una carga, una expectativa, tenía una meta. Entonces traté de inhibir todos esos sentimientos, este sentir corporal, y cuando terminó llegué a mi casa, llegaron todos mis amigos a celebrar y yo estaba así —acompaña sus palabras con un temblor que denota ansiedad—: …muy nerviosa. En la noche tampoco podía dormir. Una llega cansada, a morir, pero no pude: me dormí como a las cuatro y me desperté como a las siete de la mañana.

—¿Es la primera vez que te pasa después de ganar?

—Sí, primera vez. Yo hago mucho esto de las batallas, compito muchas veces en el año. Entonces como que llego, me relajo y al otro día amanezco con dolor corporal. Y ahora amanecí con ese dolor corporal, pero mi estrés era más mental, fue súper loco.

—¿Y a qué se lo atribuyes?

—A que tenía muchas ganas de ganar este evento. Había una carga de años. Entonces, para mí, en este momento de mi vida, en Chile, era el evento más importante y el que a mí me faltaba. Creo que fue eso. Tuve una primera oportunidad y quedé en la semi. Después, en la segunda, fui a cuartos de final. En la otra, la siguiente, yo no estaba en el país. Miraba de lejos y lloraba. Imagínate: estaba batallando afuera del país, me fue súper bien, y aun así, mi mente estaba acá en Chile. Entonces dije: el otro año voy a estar sí o sí. Y creo que todo eso fue lo que me rebotó ahora.

—¿Y qué supuso al fin ganarlo?

—Era el evento, para mí, más importante y que te abre una puerta muy gigante a un mundo en el que yo siempre he deseado estar. El Red Bull Dance Your Style es una plataforma gigante para todos los bailarines de freestyle, que le gustan las batallas, y también te da la posibilidad de conocer a otras comunidades del mundo, ¿cachái? Es de verdad ir a jugarse un mundial, ese peso tiene. Yo nunca pensé que en Chile íbamos a tener un trampolín así para ir a pelear un puesto a otro lugar en el mundo. Por eso para mí era demasiado importante. Era el evento que necesitaba pa’ mí y pa’ todo lo que he trabajado. Pa’ todo lo que me gustan las batallas.

Los finalistas, Jazz y Dani's. Eduardo Ignacio

—¿Cómo recuerdas la final contra Dani’s?

—Lo que pensé después de esta competencia es que fue súper difícil. Porque nosotros, con Dani, nos dedicamos a un estilo y ese estilo, llevarlo a otras cosas, es de una dificultad tres veces mayor. O sea, quizás a gente que no conoce tanto del formato le cueste entenderlo, pero es súper difícil mantener el character, la seguridad, la destreza, la energía, no cansarte. De verdad yo la viví increíble, fue una final peleada. No puedo decir que arrasé, fue peleada. Y el hecho de haber conectado con la gente, me llevó al próximo paso. Siento que para estar en una instancia así hay que tener mucha garra. Estar con puros leones allá afuera es muy difícil. De eso se trata la final, de mucha pasión y mucha energía de parte de los dos.

—A propósito, ¿qué hay que tener para llegar hasta donde tú has llegado?

—Hay que tener una seguridad inquebrantable, y eso lo puedo firmar aquí. Después de haber vivido tantas experiencias, uno la va creando. Es difícil pararse delante de cualquier persona y cuando veís nivel, por ejemplo me ha tocado batallar con gente de increíble nivel, es como: o te achicas o das la pelea. De eso se trata. Hay que tener mucha seguridad, carisma. Y también la técnica. En una final mundial se evalúa distinto la técnica también, aprecian mucho el baile, baile, baile. Hay que tener de todo, el conjunto.

—¿Y cómo te preparaste? Imagino, como era tu mayor meta, que fue algo desafiante.

—Mi preparación fue más mental. Yo siento que en este tipo de competencias, la mente juega en contra. La gente que está ahí, por algo está ahí: por su baile. Pero tiene que haber un factor, un plus, que te ayude a avanzar, y yo siento que es la mentalidad. Eso fue lo que aprendí de las otras dos experiencias. Fue perfecto haber aprendido eso, haber reforzado el espíritu de no dudar. Cuando yo digo mente y espíritu es como ser estratega y, también, no dudar nunca de mí. Esa fue mi preparación. Porque, corporalmente, vengo bailando todos los días, entreno, estoy siempre moviéndome.

No bien ganó el Red Bull Dance Your Style, Jazz se despachó la siguiente declaración:

“Algo que me caracteriza es no rendirme. Yo sabía que este momento sí o sí iba a llegar, porque mi mente, corazón y cuerpo lo querían mucho. Estaba predestinado”.

—¿A eso, la confianza, apuntabas con la preparación mental?

—Es que era inevitable, yo sabía que iba a pasar tarde o temprano. Si no pasaba ahora, iba a pasar más adelante. Desde la primera vez que fui, que entré a esa competencia, vi tanto el potencial y lo que se puede llegar a lograr, que dije: quiero estar ahí. Y me gustaría seguir conociendo a la comunidad mundial. Entonces dije que iba a ganar algún día. Sí o sí iba a pasar. O el sábado o en dos o tres años más.

El futuro de las batallas

—Has mencionado que el baile, las batallas, es algo súper personal. Que mantienen la lucha de abrir sus propios espacios, de ir creando por sí mismos. ¿Cómo te gustaría que esto evolucione?

—A mí me encantaría que, obviamente, la gente siguiera confiando en estos espacios. Esta es una batalla que, a nivel de producción, fue increíble. Fue un precedente, nunca se había transmitido una batalla de baile. Nosotros siempre hemos estado acostumbrados a crear, a buscar, a arrendar los espacios, a llamar al DJ. De verdad, crear desde cero el lugar y el momento para poder hacer nuestros propios campeonatos, y, aun así, han salido hermosos. Yo soy también gestora dentro de esta comunidad, pero a mí me encantaría que instituciones más grandes pudieran confiar en el talento del baile. Hay mucho. Si hubiera un poco más de apoyo del lado monetario, no me cabe duda que el nivel crecería aún más. Porque habría un incentivo para poder seguir entrenando. La gente que lo hacemos acá, lo hacemos por el premio y todo, pero si eso fuera a menudo, que se fuera repitiendo, ni siquiera me imagino cómo estaría el nivel en Chile. Aún más de lo que ya hay. A esta comunidad la veo proyectada en un circuito de calidad. Un circuito estable, que toda la gente que esté trabajando en esos eventos pueda ser remunerada de una forma justa. Ese es el sueño de toda nuestra comunidad del baile.

Este era el premio que más quería, cuenta Jazz. Desde años lo buscaba. Eduardo Ignacio

—Tú ganaste la primera batalla en la que participaste, en 2011, y en adelante has amasado una pila de victorias. Pero también derrotas muy dolorosas, como la de Pura Calle 2014, en Perú. ¿Cómo se lidia en ambos casos en esta disciplina?

—En cierto modo me hace sentir como una deportista. Y siento que el hecho de ganar y perder, va creando también mi personalidad, mi identidad, de cuánto quiero dedicarme a esto, cuánto tiempo le quiero dedicar a esto, cuánto de verdad me importa. Hay que tener un deseo también, porque, por ejemplo, después de esa derrota en Perú yo fácilmente podría haber dicho: ya, no quiero más, fue demasiado para mí. Nunca en mi vida había llorado tanto. El sábado, jajajá, pero esa vez lloré toda la noche. Es difícil poder dedicarse después de sufrir hartas derrotas, la gente sólo ve el triunfo pero yo he perdido muchas veces en batallas y en batallas que han sido sueños para mí ganarlas. Pero después de esas experiencias fuertes, y sobre todo para nosotros, porque los artistas somos más sentimentales, lo fácil era salirme pero me dio el efecto contrario. El hecho de perder, de que me costara llegar a ciertas metas, hizo que esto fuera más hermoso. A mí me ha pasado que a veces uno flojea, que necesitái motivación, y pa’ mí la motivación eran (son) los desafíos. Y los desafíos cuestan. Y el que te costara, era a veces no llegar a la meta. Eso, a mí, me daba ese efecto de: voy de nuevo. Eso me ha caracterizado hasta el día de hoy. Lo que me pasó en Pura Calle fue consecuencia de lo que me pasó el año anterior en ese mismo evento. Porque fui, el 2013, y perdimos en la primera ronda, pero dije: voy a volver el próximo año, y llegamos a la final. ¿Te fijái? Pero fue un año entero mentalizándome para llegar a eso.

—¿Qué valor le das a, ya con más de una década, ser todavía competitiva?

—Todo el valor, porque soy una persona que vive de sueños. Vivo de los sueños, de las metas. Metas a corto y largo plazo. Eso es lo que me mantiene viva y por eso me gusta tanto competir. El hecho de competir me saca otro ki, cuando veo a personas enfrente mío, tan talentosas, es como que de verdad uno se transformara en súper saiyajin. De verdad pasa. Y después de tantos años, creo que le doy todo el valor, todo el sentido. Tiene todo el sentido seguir intentándolo, eso también me ha ayudado para la vida, no sólo para bailar. Ha sido una enseñanza para mí. La paciencia es una palabra clave que ha caracterizado esta carrera. Y la perseverancia. Se me acercó un amigo a felicitarme y me dijo, con ojos de emoción: no puedo creer lo perseverante que erís, de verdad, llega a ser inspirador. Esas son las palabras que han hecho que todo esto tenga sentido.

Lo siguiente, quiere Jazz, es "despegar" en el exterior. Eduardo Ignacio

—Te espera, en octubre, Estados Unidos, la final internacional. ¿Cuál será tu preparación, tus expectativas?

—Mi plan es entrenar físicamente. Voy a llegar más fuerte corporalmente. Y voy a aprender otras cosas nuevas, porque soy rápida adquiriendo información. Me voy a juntar con gente de mi comunidad, que están abiertos a poder compartir conmigo. Me encantaría despegar. Poder empezar a bailar de manera constante fuera del país. Mi novio está en el Cirque du Soleil y él se fue. Debí haberlo seguido al tiro, porque pa’ mí hay muchas oportunidades allá, pero lo que me retuvo acá fue esta competencia. Todos mis amigos querían que yo ganara. Ahora mi plan es poder seguir expandiéndome afuera. Con tiempo, porque es un proceso. Pero mi proyecto es irme a bailar un buen tiempo afuera.

—¿Y te tendremos algún día de regreso en la TV?

—En un programa de concursos, jajajá. No sé…, di mucho de mí, tuve un proceso súper largo en la tele, como en tres programas, entonces creo que ya dejé toda mi huella y mi estampa. Me gustaría volver, pero quizás de otra forma, poder ayudar desde atrás. Me gustaría ser jurado de algo, desde ese lugar. Vienen generaciones nuevas que tienen mucho por entregar, entonces yo siento que me gustaría volver como instructora o jurado. Ya di todo lo que tenía que dar en la tele y, bacán, porque así la gente lo recuerda.

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