Red Fingers, el productor que aspira a revolucionar el género urbano: “Mi foco es lograr traer sonidos distintos al mainstream”

Red Fingers.
Red Fingers.

“Yo-yo Red, put your fingers on the beat”, este es uno de los tags más característicos de la escena urbana nacional. Su poseedor: Tomás Claro, chileno que por estos días trabaja palmo a palmo con uno de los labels más importantes y respetados: Interscope. Es la cabeza del sello EPHEME, un nuevo proyecto que busca llevar a un nuevo nivel los sonidos alternativos del mundo urbano. De esto habla con el Diario Pop, no obstante, también se abordó su trayectoria, su crítica a la actual escena, sus trabajos favoritos, producirle a Rauw Alejandro y Bad Bunny, y el disco que prepara con los respetados Nvscvr.

Desde Miami, en una extensa conversación, Red Fingers nos atiende por videollamada. El último tiempo ha sido intenso, señala, con harta pega si hablamos coloquialmente. Ya son casi dos años viviendo y laborando en una capital de la música.

“Toda la industria de la música latina está concentrada acá, si hablamos de los tres majors, que al final controlan a todos los sellos del mundo: Sony, Warner y Universal. Los tres tienen sus oficinas principales acá, entonces, obviamente, todos sus ejecutivos más importantes están acá y también los estudios”, relata Tomás Claro, nombre de civil de este productor caracterizado por sus sonidos electrónicos.

Con un seudónimo artístico que se lo debe a Whiplash, película donde se plasma la historia de un joven baterista que va en busca de la excelencia, incluso quedando con los dedos ensangrentados en sacrificio por la perfección.

“Siempre trato de buscar ir más arriba en el nivel musical y en la propuesta. De empujar la cosa más hacia adelante. Si bien sé que podría tener un proyecto ultraexperimental, mi foco es lograr traer sonidos distintos al mainstream. Siento que, al final, eso es lo que termina moviendo la cosa, más que proyectos ultra chiquititos. Eso está bien, porque es lo que trae inspiración para muchos productores como yo. Pero al final también está la pega de agarrar millones de esas cositas y tratar de inyectarlas al mainstream”, complementa.

Red Fingers
Red Fingers.

Pero sus inicios musicales se alejan bastante de su presente: con clases de batería y piano en su niñez, y primero siendo fan de Gustavo Cerati y su disco Ahí vamos, los británicos The Cure, y el indie que gozaba gran popularidad en la década de los 2010.

Posteriormente, pasaría al aplaudido Brian Eno con su celebrado proyecto Ambient 1: Music for Airports, como su primer gran acercamiento a la música electrónica. Sin embargo, a eso de los 15 años se adentraría en el mundo del bass house gracias a un compañero del colegio, un nicho donde ganaría notoriedad, cuenta al micrófono de el Diario Pop.

Pero igual más alternativo, en esa época el EDM de Calvin Harris, Avicii... eran de los más pegados a nivel mundial en el mainstream...

—Exacto, esto era justamente la contra. Tampoco era lo más alternativo, pero era fuck Martin Garrix y todas esas vergas. Mi amigo me mostró un artista que se llama Jauz y me dejó loco la música de él. Y estuve como un fin de semana así en SoundCloud, encontrando un montón de música que ahora odio.

¿Cómo llegaste al urbano? ¿Qué cambió?

—Estaba ahí en el tema de la electrónica. Había sacado cosas por algunos sellos en Estados Unidos, Australia, una web por ahí. Todo en el mundo de ese género, así que bien. Seguía siendo súper underground. Su peak fue con Skrillex y todo, pero en el 2012. Para el 2018 ya era un género en decadencia, pero aún habían sellos respetados. También me había metido, por el 2015, al mundo del hip hop y el R&B, y muchos de mis referentes más grandes, lo que me inspiraba, era de allá: Tyler, The Creator, Travis Scott, Frank Ocean.

Después, en Chile se estaba generando una cosa urbana, pero a la chilena, con reggaetón. En mi caso me gustaba el rap, y cuando salió esto del trap, ahí enganché…

—Creo que todos los outsiders del reggaetón tuvimos la “anti-reggaetón era”. Estaba en un nicho musical y siempre se tendió a odiar el mainstream. A mí lo que me pasó fue que cuando me vine a Santo Domingo en pandemia, pensé mucho en lo que iba a hacer. Escuchaba harto la música del Harry (Nach), con Moods, y el Pablito Feliú produciendo. Me llamó la atención Nvscvr, fueron los primeros que me llamaron la atención.

Un pedregoso inicio

Red Fingers
Red Fingers.

Su primer gran desafío fue siendo productor cabecera de un artista emergente. Fueron seis meses trabajando a distancia en un disco, una tarea ardua donde depositó gran fe. Sin embargo, su colega sufrió una “funa” y todo se vino abajo, rememora.

“Había trabajado todo en porcentaje, no me habían pagado ni un peso ni una huevada. Y ahí, en ese momento, estaba en paralelo haciendo electrónica. Y cuando pasó eso fue como ‘conchetumadre’”, cuenta honestamente.

Tras eso, fichó por el sello de reggaetón Epicentro. Se puso el overol haciendo “beats a 15 lucas”, algo que no le apasionaba, aunque se necesitaba generar, para este también otrora parquímetro. No obstante, este paraje de su carrera le ayudó a conocer más artistas de la escena, y algunos de gran popularidad.

Pero sus dos primeros grandes colaboradores, detalla, fueron Harry Nach y Aqua VS, a quienes les destaca su experimentación. Como dato, Red Fingers devela que su canción más loca con Harry es una en la que samplean a una beluga, cetáceo que habita en la región ártica y subártica. Algo que, eso sí, nunca salió a la luz.

“Siempre voy a agradecer a ellos, que me ayudaron un montón cuando estaba partiendo. Fueron los primeros en confiar”, dice.

También rememora que en esos primeros años de la escena todo era más diverso, lanzando una crítica al actual panorama. “La escena en general tenía más variedad, más que lo de ahora”, comenta.

¿Está más plano en movimiento?

—Al estar todo más industrializado, entre comillas, porque todavía nos falta un montón. Ahí también hay una hueá que quizá ya no estoy buscando tanto como antes. Antes era un poco más punk la hueá, había de todo un poco. A mí me encanta ahora, pero solo digo que quizás antes, claro, tenía un poco más de versatilidad. Muchas veces, las cosas no sonaban tan bien como suenan ahora. Ahora hay proyectos alternativos como el de la Akrii, súper ordenado y suena mucho mejor que todo lo que había antes, pero son casos específicos.

“Al final, yo siento que mi manera de ver las vainas de mi carrera tiene una parte lógica y planificada, pero siempre está de la mano con mi gusto. A veces toca hacer cosas que no me gustan, pero es parte de la pega”.

¿Qué no te gusta, se puede decir?

—Lo que más me disgusta actualmente, o menos me llama la atención, es el pop latino. Es como un género hecho por un sello, demasiado industrializado, no le veo alma.

Otra de las cosas que definen a Red Fingers es su tag, háblame la historia de eso…

—Hace un montón de tiempo, cuando partí con los cabros. Fue un niñito afroamericano al que le pagué como 20 dólares en una página. Le mandé un audio con el Yo-Yo-Yo, Red, put your fingers on the beat. El niño se dedicaba a hacer tags.

¿Era una página de tags?

—Sí, era una página de tags, que tenía varias personas haciendo eso. Tú escuchabas las voces. El niñito igual era de los más baratos. Y aparte me gustaba su voz. Aunque a mí, al principio, ese tag igual me daba un poco como de... uy, no sé, trato de ser un poco lowkey, pero al mismo tiempo decía: puta, está imposible no reconocerlo, estaba como in your face, una voz chillona. Buena decisión.

El sueño americano de Red Fingers

Claro llegó a territorio norteamericano de la mano del ejecutivo Nir Seroussi, firmando en su publishing. Seroussi, que actualmente está en las filas de Interscope (discográfica estadounidense con trabajos junto a Eminem, Dr. Dre, Lady Gaga, Billie Eilish, Kendrick Lamar, entre muchos más), además con pasos además en Sony y EMI. Cuenta con una extensa carrera y ha firmado músicos de la talla de Bomba Estéreo, Gente de Zona, Maluma, Ozuna, Nicky Jam, Karol G, Iván Cornejo, entre otros.

Cabe destacar que un publishing se dedica a la gestión de los derechos de autor de una canción. Se encarga de registrar las obras, licenciar su uso comercial, recaudar regalías por su uso (en radios, streaming, cine, etc.) y proteger legalmente las canciones. A cambio, suele recibir un porcentaje de las regalías generadas por la obra.

“Cuando llegué, no fue como que me llenaran de sesiones ni conexiones. Las primeras oportunidades eran con productores y artistas súper emergentes. Y eso te hace sentir que, de verdad, estás partiendo desde cero. Con el tiempo, y pidiéndolo, me fueron ayudando. Fue un proceso lento, pero constante. Y nada, durante ese primer año me tocó trabajar muchísimo para empezar a conectar con gente. Hubo días, semanas y hasta meses sin tener sesiones. Era frustrante”, hace memoria Red.

“Pero me metí en la cabeza que tenía que pegarle hasta romper la muralla, que si tenía que estar todos los días encerrado en mi pieza haciendo beats, lo iba a hacer. Y la verdad es que eso me ayudó mucho. Subí mi nivel como productor”, añade.

Sin embargo, se matriculó con uno de sus grandes hitos: ser parte del disco Cosa Nuestra de Rauw Alejandro, para ser más precisos en la canción “Qué pasaría…”, una colaboración en la cual también está el afamado Bad Bunny, sumado a reconocidos productores del medio: MAG, Mick Coogan y el emergente Wav.paco.

¿Cuéntame cómo va la pega en Miami?

—Como te decía, le metí muchísimo, pero muchísimo trabajo. Y ahí vuelvo a destacar el rol de Nir, porque si bien al principio la cosa iba más lenta, él fue quien me conectó con Mick (Coogan). Y Mick fue quien me conectó con MAG, y MAG con Rauw y Bad Bunny. Entonces, de alguna manera, Nir, el publishing y todo el equipo hicieron su pega, solo que tomó tiempo.

¿Cómo se hizo la canción con Rauw Alejandro?

—Yo conocí a Mick apenas llegué. Me moví rápido, fui a Los Ángeles y conectamos. Durante un año y medio estuvimos trabajando cosas a distancia, hasta que se concretó el tema con Rauw y Bad Bunny. Ese proceso fue largo, pero valió la pena.

“Ya han pasado tres meses desde que salió el tema ‘Qué pasaría...’ , y fue un antes y un después para mi carrera, o al menos para esta etapa en Estados Unidos. Fue un gran alivio, sobre todo en lo económico, porque me ayudó a empezar a recuperar el adelanto de publishing, y también me abrió varias puertas. En Chile hice muchas cosas grandes, pero no todo llega hasta acá. Sí, están Cris Mj, FloyyMenor, pero son casos específicos”.

¿Y en ese tema con Rauw, dónde escuchamos tu sello?

—Lo próximo que quiero lograr es tener un tema donde mi producción sea más protagónica. En este caso fue una cadena de trabajo, con varias manos involucradas. Pero te diría que hay un sonido oscurito, bien espaciado, con harto delay y reverb... esa atmósfera ambiental que ha estado volviendo mucho a mi producción. Sobre todo en lo que viene más adelante.

EPHEME

Red Fingers
Red Fingers.

Además de producir para otros, estás con un sello propio, ¿cierto?

—Sí, estoy empezando un sello discográfico. Al principio, casi todo lo que salga va a ser material mío, producido completamente por mí. Pero la idea es que en el futuro también lancemos proyectos de otros artistas, incluso si no estuviera tan metido en el proceso creativo. Eso sí, siempre quiero mantener una línea estética clara, tanto visual como musical.

“Firmamos un contrato de distribución con Interscope. Y el proyecto de Nvscvr va a salir por mi sello, EPHEME. Es un álbum que hicimos entre finales de 2022 y principios de 2023. Finalmente va a ver la luz, y va a ser el primer lanzamiento oficial del sello. Estamos cerrando todo para ir a grabar los videos a Chile. Este sello también es una forma de reflejar cómo veo los proyectos musicales en su totalidad”.

¿Y se vienen más artistas chilenos en tu sello?

—Por ahora no estoy firmando artistas como tal, sino proyectos: álbumes, EPs o lo que sea. Este de Nvscvr es uno. También estoy trabajando dos EPs de cinco temas con otros artistas, tanto chilenos como extranjeros. Pero para mí lo más importante es Chile. Quiero hacer todo con gente chilena y luego traer a gente de afuera. Me encanta mezclar. Tomar artistas del mainstream, del maleanteo, y llevarlos al mundo alternativo. Con Pablo (Chill-E) hicimos algo hace un tiempo cuando fui a Chile, pero no me quiero adelantar tanto.

Red Fingers
Red Fingers.

¿Qué sonido tendrá el disco de Nvscvr?

—Las canciones están ready. Quizá algunas todavía quiero meterles un poco más de mano, pero son detalles chicos. Hay de todo un poco, hay un enfoque bien marcado de la electrónica en gran parte, pero en distintas formas. Por lo menos, uno de mis focos fue tratar de explorar la electrónica desde la mayor cantidad de géneros posibles, pero con un hilo conductor un poco más ambiental, lo-fi, más redondito, cremoso, no tan estridente.

“Todos los temas tienen una temática amorosa. Una pena el proyecto, que no haya salido antes porque estaba listo hace mucho tiempo, pero por temas administrativos con los cabros se nos complicó sacarlo”.

Dame tus tres mejores producciones…

—Vamos a poner “Ventana” con el Gianluca. A nivel de gustos está muy rico en los acordes, el mood que transmite la pista, define muy bien esta sensación que te digo de estar en un sueño.

“Tú no”, de la Akrii. Todo lo que he hecho con ella me gusta un montón. A nivel reggaetón, siento que es un tema muy bien hecho: tiene buena elección de sonidos, diseño sonoro, la forma en la que también traté su voz. Siento que está muy cool, los cambios de espacio, a nivel de composición está súper redondito.

Y “Nada mejor”, con Lara91k. Tiene mucha influencia de The Neptunes, Pharrell Williams. Es un tema muy underrated.

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