Galee Galee: Código de honor

Créditos: Gaspar Álvarez

“La calidad de sus letras sobresalía. No solo por sus estructuras, sino también por sus temáticas. Entre fronteo y fronteo, Galee Galee dejaba ver algunos de sus más profundos intereses: el respeto, la lealtad y los vínculos”

Galee Galee era distinto al resto. En un panorama conformado en su mayoría por alumnos de la escuela musical puertorriqueña, su estilo destacó por traer a la mesa los sabores más actuales del rap estadounidense.

Identificado con el trap por sobre cualquier otro ritmo, pese a que grabó dembow y reggaeton con total soltura, Galee Galee tenía una distintiva firma vocal: sonaba más grave que el resto y por ende también más serio.

La aparición de Galee Galee fue una brisa de aire fresco para la escena urbana chilena. En pleno boom del mambo, canciones como ‘Mami no estés triste’ o ‘Without Lies’ fueron un recordatorio de lo severa que es la calle.

Galee Galee andaba siempre a su propio ritmo porque así se lo enseñó la vida. Rapero desde los 12, pero pegado recién a los 26, tuvo catorce años para pulirse en el oficio de las rimas y aprender el arte de esperar su turno.

La calidad de sus letras sobresalía. No solo por sus estructuras, sino también por sus temáticas. Entre fronteo y fronteo, Galee Galee dejaba ver algunos de sus más profundos intereses: el respeto, la lealtad y los vínculos.

De hablar suave, pero convicciones firmes, logró que su código de honor se volviera la filosofía de una ganga completa. A la cabeza de la Yakuza Mafia, Galee Galee fue un líder positivo que iluminó el camino de otros artistas.

En un género donde la credibilidad callejera vale oro, Galee Galee fue uno de los artistas con más quilates de Chile. Su nombre se transformó en sinónimo de rectitud y todos los pegados lo buscaron para colaborar.

Galee Galee emitía su brillo sin opacar a nadie. Artistas tan distintos como Pablo Chill-E, Polimá Westcoast o King Savagge encontraron en su estilo un contrapunto perfecto: alguien que los hacía destacar en cada featuring.

Por esto y más, el espacio que deja vacío Galee Galee es imposible de llenar. En manos de la crisis de la salud mental que azota a este país, el movimiento urbano local pierde a uno de los baluartes de su primera división.

En menos de tres años, Galee Galee nos dio todo lo necesario para considerarlo una leyenda de la música urbana chilena de ahora en adelante. Que la amargura de su partida no borre de la historia los dulces frutos de su arte.

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