Querido Doctor:

Amaso empanadas como animal todos los santos días, y mi jefa se lleva los cariños y felicitaciones de la gente. Se quiebra caleta con las mejores empanadas del barrio, pero no me tira ni un sope.

Lo que sí es que cometí una infidencia y ahí me vengué de ella. Es que llegó su hija, una lolita de 20 años a traerme la mercadería. La cabra es terrible de califa y cacho que le gusto. Así que cuando se acercó a entregarme las bandejas de huevo la abracé y le chanté un beso en lo que es hoci. No me dijo pero nada y salió arrancando. Al día siguiente llegó solita y me dio un calugazo. Ahí la agarré y cara de palo nos fuimos a un cuarto donde me cambio ropa. El final para qué le explico...

Mi patrona me cachó con su hija y los tolompas a medio morir saltando. Me quiere echar. Ayuda.

JUAN PINO

Oiga Juan Queso:

La venganza nunca es buena en esta vida. Ahora sacarse los clavos de esa forma no deja de ser pulento. Pero, compadrito, ¿pegarse una cana al aire con una cabra rica es como para vengarse de alguien? Creo que usted está equivocado y lo que hizo fue de califa nomás. Al final lo pillaron y está al borde de que le peguen la PLR de la panadería. 

Va a tener que amasarse la guata en la casa sin pega si no arregla la situación. Usted haga su trabajo, respete a la patrona y dígale que lo que pasó con la cabra saltó de lo caliente que estaba el horno. 

Si al final el traste es de la jovencita suelta y usted actuó de machote hirviendo. Ella perdería el crédito de su local, así que no creo que lo eche. 

Lo que sí, agache el moño y póngase manos a la obra a hacer el pino.