Doctor: 

Estoy de jefe en un gimnasio en el norte del país. En la recepción recibo a caleta de cueros de primer corte, minas enchuladas, galanes pinchados e inflados a pura pichicata, a agüelitas califas y a tatas enfermos de verdes. A todos los saludo y ellos me aman. Salvo los delincuentes. Es que el miércoles pasado, me lavé el traste tempranito, me chanté el buzo azul y partí al gym. Como me gusta entrenar, me hice pebre y al momento de ducharme sentí un pequeño ruido. Con el champú en la cabeza me fui a mi lugar donde me desvestí y caché que me habían choreado mi zunga. Era atigresada, de esas que le llevan nariz. Así que tuve que trabajar todo el santo día a poto pelao y con buzo. Más encima sin los chitecos cualquier roce y una mujer hermosa me raspaba. Necesitaba un martillo. No sé por qué me robaron una cuestión usada. ¿Quién será?

EL BARBÓN DE LA COLITA

Oiga:

No conozco a ningún profe ni subjefe ni jefe que no sea caliente en un gym. Es que el ganado es variado y bueno. Conozco un par de veteranas que llegan tipo 20 horas donde voy yo que son terribles. Con un puro meneo lo mandan a freír monos al San Cristóbal. Pero nunca me habrían robado mis calzoncillos. Un delincuente menos. La dura. Creo que el tema suyo va más allá de un pato malo que lo haya querido dejar desposeído del abrigo para su muñeco. Acá hay amor o atracción fatal. Y claramente que no es una reina, pues el baño es de caballeros. El hombrón que se quedó con su pieza lo debe usar todos los días para colocárselo en su nariz y sentir el olor del barbón de la colita. Y debe tener cuidado. Le llegará un guasapeo con una propuesta indecente. Ahí verá usted qué responde. Pero si le gustan las patas de chancho, que no tiene nada de malo, al contrario, ahora todo vale, tiene que puro darle nomás. Y no se urja por nada. En un gym se puede esperar cualquier cosa.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com