
Tengo un pergenio de cuatro años y durante el año pasado lo llevé al jardín. Como trabajo cerca de mi casa y del jardín, yo lo llevaba en la mañana y lo iba a buscar a mediodía o en la tarde.
No me perdí niuna de sus actividades, fiestas ni nada. Es que además de verlo a él, iba por la tía del jardín, su profe. Una jovencita hermosa, de no más de 27 añitos, un cuerpo hecho a mano, ojitos verde uva, pelito castaño, delicada, amorosa con mi crío. Ni comparada con la bruja que tengo en la casa.
Durante el año hablamos muchas veces con la tía y ella siempre me decía que le encantaba la preocupación que tenía por mi hijo, que admiraba a un hombre así. Y adivine... me entró el demonio. Pero nunca le tiré un corte.
Pero hace una semana, en el jardín salieron de vacaciones y la lolita me mandó un guasap. “Se que estás viudo de verano toda esta semana. ¿Quieres venir a verme a la playa un par de días?”, me escribió. Estoy que la hago. ¿Qué me aconseja?
PAPACITO
Papa..natas:
A quien no le pasó que se enamoró de la profe en el colegio. O de la tía en el jardín. Yo no tuve esa suerte. Pero mis hijos tuvieron unas profes que hacían doler los molares con gutapercha.
Yo creo que usted se encandiló con la belleza de la lolita y la buena onda, pero porque la comparó con la iñora que tiene en la casa.
Suele pasar y no lo culpo. Así como hay mujeres que miran pa’l lado cuando su macho no le riega la plantita, ocurre lo mismo cuando usted quiere un round y lo único que recibe es un empujón o ronquidos.
Haga como que nunca recibió el guasap. Hable con su señora y pídale que cambie. La familia es lo primero. Y si no pasa na’, entréguele el niño completito a la tía del jardín. Juegue.
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