
Doctor:
No sé cómo cortar a mi polola de hace 10 años. Conocí a una mujer extraordinaria, me enamoré y no quiero darle ni siquiera un beso, pues significaría engañar a mi actual.
No quiero agarrarle una pechuga por respeto a la actual, y así estoy con cada deseo ante tan exuberante fémina.
Es que si la viera doctor, le juro que quedaría loco. Es una colombiana de 1,65 y que debe tener 120-60-120. Habla cantadito, me dice papi y lo único que quiere es tenerme con ella acurrucadito tomando la papa.
Pero por otro lado está la mujer que espera verme junto a ella en el altar, con quien debería tener hijos.
Todo eso me pena, no sé qué hacer.
Lalito
Don Eduardo:
Ya he conocido a varios Eduardos que por las cosas de la vida han metido las patas por ahí.
Afortunadamente son puros cabros solteros como usted, que no tienen mucho que perder, pues sus hembras deberían entender la verdad si ya no pasa nada.
Es que lo que ha pensado usted es muy sensato. No quiere engañarla, no quiere pecar con la colombiana y eso se valora en estos tiempos.
Cualquier compadre juega a dos bandas como animal y después verá qué hace. Pero usted está con la del caballero correcto. Y eso se aplaude.
Dele tiempo al tiempo. Es decir, dígale a su polola que está confundido, pruebe el amor en la extranjera, y si no resulta, arrégleselas solito.
Existe una gran posibilidad de un portazo en el hoci ante un arrepentimiento. Pero tiene un solo punto a favor: fue derecho y nunca mintió.
Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com.
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