Ventanita Sentimental

El pernil colombiano

Doctor:

Fui a comer a un restaurante de comida chilena con mi hermana. Somos dos mujeres en la familia y nos gusta demasiado el manye. Así que partimos a una picada del Persa Bío Bío y fue tan buena la mano del lugar que fui a visitar al cocinero. Me caí de espalda cuando caché que el hombre que preparó todo era un colombiano. Cocinó un pernil terrible de exquisito, con papas cocidas muy bien aliñadas y una ensalada chilena espectacular. Hablé con él y le pregunté sobre cómo aprendió la gastronomía de acato. La respuesta me la dio en dos o casi tres horas, porque me cautivó con su voz y su cuerpo. Esperé que saliera de trabajar y terminamos en una schopería bailando corridos. Lo pasamos muy bien. Pero después fue lo mejor: me hizo pero pebre, doc. Me llenó de amor y quedé loca. El problema es que él es casado en su país y tiene hasta cabros chicos, pero dice que está mal con ellos. Qué hago. ¿Lo corto?

GORDITA

Mi Gordy:

La nombraré así, aunque sabe que la Jefa de Chile es la Gordy oficial. Pero bueno. Mire mi califa gastronómica. ¿Se habrá enamorado de las manos del moreno porque cocina bien, o porque le agarró perfecto el cucu? Esas manos valen oro mi guachita, así que aproveche al hombre hasta que la haga gritar ¡Viva Colombia! Lo que sí, antes tiene que tirarle la cartita nomás, porque el socio tiene una familia que ayudar allá y posee hijos. Debe preguntarle si está separado o anda en puros entierros en Chile. Sí poh, pues póngale que el trípode se le ocurre virarse a Colombia o un día aparece su familia acá. ¿Qué va hacer usted? Quedará solita y de brazos cruzados. Ahora pregúntele si tiene alguna amiga colombiana y me la manda para la consulta o por último salimos los “trocua”. ¿No es malo, ah?

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