Enfermo con vecina rica

Doctor de la cuadra:

Hay cosas que uno no puede manejar. Soy un ejemplo de marido, que hace hasta el aseo y me saco la chachu manejando buses, por lo que paso como tres días fuera del hogar. Así que cuando llego, lo primero que hago es regarle las plantas a la bruja y viera usted como le tengo de verde el jardín. El drama partió, eso sí, la semana pasada. Cuando me iba a la pega como a las 5 de la mañana, al lado de mi casa entró una vecina que no cachaba. Iba con un delantal, el pelo tomado y una mini tan corta que me dieron ganas de estar enfermo para que me atendiera. Me hice el gil, pero la historia se repitió como tres veces y cada vez se veía más rica. Después supe que en vez de dedicarse a la salud, la diosa cura la fiebre en un café con piernas y se disfraza de enfermera para despedidas de soltero. Quiero pecar, doc. Ayúdeme a hacerme este exorcismo.

VECINO
Mi poseído:

Qué suerte tener tan cerca la solución para la presión alta, amigo. Yo que usted pasaría donde la vecina para que me agarrara el termómetro y como guagüita lo usara en la boca. Pero tengo una duda: no me dijo si la partera esa es huachita o tiene un doctor que le pone el estoscopio. Hay harta diferencia, porque así como no es lo mismo un metro de encaje negro a que un negro te encaje... usted sabe, tampoco es igual ir a atenderse en la soledad de una camilla, que con un gil pidiendo la huella dactilar. Piense en que la consulta está demasiado cerca de su mansión y que puede que le amputen el muñeco, si lo pillan enyesando por dentro a la fiera. Mejor arranque

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