Doctorcito: 

Urgente necesito su paleteado consejo para salir del medio forro. Mi patrona se  fue a ver la parentela a Coquimbo por un mes y medio, y salió abriendo con cabros chicos y todo. Me quedé solo y como quise darme el gustito, invité para la casa a unas compañeras de la pega que  son generosas en el merecumbé. Imagine, todos los días con carne en el gancho después de la pega. Todo bien, pero las minas ahora no quieren salir del palacio. Está todo cochino con las huellas del payaseo diario y nocturno. Siempre inventan una chiva y se terminan quedando un día más. Ya se me han pasado hasta las ganas de galopar. ¿Cómo las saco?

LEONCIO

Canalla:

En mis años de carrera he conocido frescos y carejarros, pero usted está en el top ten de los patudos y gorreros. Mire que llevarse unas pendorchas que prenden con agua para tener bacanales de a tres. Mientras su pobre patrona apechuga con los cabros chicos las 24 horas del día, aunque esté de vacaciones. Su traidor, en mi deber de apoyador de las familias, lo conmino, le exijo, que se deje de andar en pelotas, se ponga los pantalones y saque de una a las licuadoras con patas que metió. Hágales las maletas pa’ callao y a las 10 de la madrugada se pone a grietar ¡incendio, incendio! y las hace correr con algo de ropa para la calle, les tira los bolsos y chao. Se irán al toque. Después, póngase el delantal y recoja los pedazos de papel confort cochinos del piso, asee los baños y se jura frente al espejo que nunca más.