Perdió hasta el auto por califa

Me siento como un tonto, señor, porque estoy como loco después de lo que me pasó hace un mes. Soy vendedor de autos y estaba en la sucursal esperando a ese cliente que me significara una buena comisión, cuando entró una rucia de 1,65, con caderas de miedo, piernas torneadas, sin guata y pechuguitas de 90 centímetros. Una diosa. La vi mirar autos y al final se decidió por un deportivo, me miró y me preguntó por el precio y las bondades de la máquina. Se las describí de memoria, le batí la lengua como vendedor callejero y no me puse nervioso cuando me miraba como gata en celo. Luego me dijo, “¿podemos probarlo?”. Al toque le dije que sí y me dijo que yo conduciera. Sin querer queriendo, nos fuimos a un lugar piolita. Paré el motor y la cosa salió solita. Ella terminó sin colaless y nada arriba y yo con la corbata afuera. Estábamos en lo mejor y justo cuando estaba a punto de anotar, me abren la puerta y escucho un rosario de xuxadas: “Qué te pasa con mi mujer, luchito mario”. Un gorila peludo me toma del cuello, me saca del auto, me tira al suelo y le grita a la diosa: “Vístete, mara...”. Se sube al finasangre mecánico y sale abriendo a perderse, con auto y mina. Obvio, hice la denuncia y esperamos en la automotora que lo encuentren... Pero yo quiero volver a ver a esa cabra con ojos de gata y cuerpo de diosa. El auto me importa un carajo, quiero acabar la historia inconclusa con ella. Estoy desesperado, doc. Ilumíneme.
ÁNGEL
Criaturita del Pulento:
Ay, cabrito. Mi bitácora está llena de perejiles como usted: califas, ciegos y entero zorzales para caer en las garras de las bandidas. Usted es el típico caso del agilado que entrega todo por una pendorcha de estupendo cuero y terminaciones de lujo. Fue víctima de una maquinación bien estudiada. La mina ultrapotable que lo hace babear, la historia creíble, la carnada y el tiburón que lo despluma. Menos mal que no llora por el auto perdido, porque obvio que debe haber seguros que paguen la pérdida, aunque si sus jefes se enteran de que perdieron una joyita por la calentura de su empleado seguro que se irá de PLR. Sobre el amor que siente por la pendorcha, está puro huaneándola, ya que ella es una maquinita diseñada para cazar incautos como usted. Mejor olvídela, siga vendiendo tocomochos y no caiga otra vez como pajarito. Use mejor sus cualidades con la culebra para ofrecerles autos a matronas aún potables y que pueden dejarle caer algo más que una jugosa comisión por auto vendido. Tenga cuidado con las diosas con medidas de Bomba 4 y ojos de gata, que lo más lógico es que quieran embaucarlo de nuevo. No olvide mi consejo Angelito de Dios.
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