Picaflor desesperado

Doctor del amor:
Por más que lucho, no puedo ser fiel, doc. Llevo dos años casado con mi señora, y le pongo los cuernos todas las semanas.
En total deben ser por partida baja unas 30 piernas que me he comido en estos 24 meses. Es que desde que pisé el palito, mi mujer me genera cero excitación. Ve tele, come como animal y se duerme con los pollos.
Yo llego temprano e igual me mira y comienza a bostezar. Y ahí me salen los colmillos y parto a la cacería. Le tengo una panadera, una policía, otra enfermera, una dueña de casa, otra casada. De todo doc. Y ahí me voy dando vuelta para que mi manguaco no se me muera.
Por lo menos no tengo hijos, pero deseo con muchas ganas formar una familia. Ahora, en la onda que ando, no sé qué hacer.
PICAFLOR
Caballero:
Los pajaritos cuando andan de flor en flor y no se cuidan al picar se les muere el pico. Y está claro que esa punta de su estructura es clave para seguir creciendo y volando por la vida.
Y si bien usted no es un ave, se comporta más bien como un animal carroñero, que agarra lo que camina y devora lo que se mueve. Y ahí aparecen las peucas que le menean la cola para que se salve, porque su señora no le da la pasada.
Pero la cosa es re’ fácil, papi. Sepárese y juegue a cincuenta bandas si quiere. Aquí no se ve acercamiento ni de parte de ella ni suya. Ambos no se pescan. Quizás su hembra prefiere ver a Onur en la tele en vez de que llegue un pelafustán sin ni un brillo a la casa. Así me lo imagino, porque ni siquiera usted sufre que su jermu no lo pesque.
Abra su camino y vayan solo jugando en la laif, hasta que se enderece y tenga una mujer para siempre. Pero sólo una. Ah, se me había olvidado ¿de formar familia?, por ahora naca, naca.
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