Nunca pensé que iba a enamorarme de una mujer por un sexo apasionado y distinto.

Estuve pololeando cinco años con una mina y ella me pateó porque priorizaba mi pega a estar con ella. Es que me estaban subiendo el sueldo y debía cumplir. Pero ella no entendió y me dio la PLR. He sufrido mucho, pero la semana pasada la esperanza salió de la nada.

Se trata de una compañera de la pega que me invitó a su casa, nos pusimos a tomar cervecita y, obvio, nos calentamos. Los dos solteros no nos hicimos ningún drama, tuvimos un rico sexo, pero lo que me dejó al borde del infarto se lo cuento al tiro: me pidió que la esperara, se metió al baño y salió disfrazada de gata, con un traje de látex y con cuatro hoyos; tres adelante y uno atrás. Me dijo “juega conmigo, miau’’. No la podía creer. Parecía pulpo y la hice cortita. Soñé con ella, la amé.

Ayer me llamó mi ex polola, me dice que me extraña y que quiere volver conmigo. Estoy completamente confundido.

MAXI

Papito:

Es que no puede ni pensarla una vez. Todo el rato quédese con la gata califa. Lo que pasó con su ex se funó aquella vez en que ella no le aguantó que “hiciera bien la pega’’ para lograr un incremento en su sueldo. No cachó nada de la vida la hembra y ahora se arrepiente. Pasó la vieja comiendo lentejas y pasó el Federico con el manso pito de árbitro en el estadio. 

Si está confundido entre las dos, la cosa está tirada. La señorita de su trabajo la conoce hace tiempo, han laburado juntos y más encima en el catre es una diosa. Dele la oportunidad. Por otra parte a su ex. si está tan enamorada de usted ahora, dígale que necesita un tiempo. Hágase pebre con la gata y cache si echa o no de menos a su amor de cinco años. Le insisto, la nueva la lleva, pero usted es el que decide en esta pasada. Yo preferiría jugar a los cuatro hoyitos. Obvio.