Doctor Cariño:

Soy de los que trato de ayudar a las pymes y nuevos emprendimientos que han nacido en esta pandemia. Soy de los afortunados que tengo pega, por más que toque ir todos los días al trabajo; o sea, no me puedo quedar en casita. El drama no es ese, en todo caso. Pasa que me enamoré mal de una mujer que vende pasteles, panes y colaciones en mi villa. Fue tantas veces que le pedí ir a mi casa que me animé a invitarla a "salir". Fue así que terminé encamado en el catre de su domicilio y, lo mejor, con salvoconducto para la pega. Ella es increíble, vive solita, es de ensueño, pero.... yo soy casado y mi mujer no sospecha nada, porque ni nos acercamos a dos metros desde hace dos meses. Mi esposa no quiere nada conmigo.

Juan Christian

Juan Christian:

Por pajarones como usted es que estamos como estamos. Lo de ir a la pega es chiva, porque hace rato le habrían cambiado el PCR por una PLR, su flojo. En vez de quedarse en la casa sale a ponerle los cuernos a la esposa y después vuelve como si nada, aprovechando que usted, de seguro, no se cambia ni la ropa ni menos se ducha tras su "extenuante" jornada laboral. Así nadie lo querrá a su lado, su irresponsable. Merece lo peor, pero como estamos en una situación crítica sólo le aconsejo que deje esa mala práctica y trate de arreglar su situación con la esposa. Chantete.

Tus consultas y dramas de tipo amoroso pueden aparecer en la Ventanita Sentimental si las mandas a doctorcarino@lacuarta.com