La Superintendencia de Casinos de Juego aprobó que Enjoy renuncie antes de plazo a la concesión del casino de Viña del Mar, decisión que golpeará las arcas municipales con la pérdida de $33 mil millones anuales.

El martes 5 de agosto la alcaldesa Macarena Ripamonti (FA) advirtió sobre un descalabro financiero de gran magnitud que implica la salida de la compañía.

La semana siguiente, el Consejo Resolutivo de la Superintendencia votó a favor de aceptar la solicitud de Enjoy.

De acuerdo a un informe de La Tercera, la decisión implica que la empresa seguirá operando hasta 2028, pero solo podrá sostener por tres años más el pago anual de 831 mil UF ($32.609 millones) fijado en 2023.

Durante ese período, la Superintendencia deberá abrir una nueva licitación, aunque se anticipa que la oferta no alcanzará los niveles previos.

En ese escenario, Ripamonti emplazó al gobierno a comprometerse públicamente con la comuna, proponiendo fijar una oferta mínima garantizada y adelantar la adjudicación de una nueva licencia.

“Necesitamos una declaración, ya que tenemos experiencia escuchando palabras que luego se las lleva el viento”, dijo la alcaldesa.

Por su parte, el gobernador Mundaca, quien votó en contra de la solicitud de Enjoy, alertó que el casino aporta entre un cuarto y un tercio del presupuesto local y que la continuidad de más de mil empleos está en riesgo.

El diputado Andrés Celis (RN) aseguró que todo abre un escenario complejo para la ciudad de Viña del Mar, criticó la gestión municipal y pidió que todas las fuerzas políticas se involucren, pues anticipa una fuerte reducción en los aportes cuando se concrete la próxima licitación.