“Algo grave pasa acá”, dijo tras enterarse de la situación.
Una particular historia quedó al descubierto esta semana en las redes sociales, la cual involucró a un chofer del recorrido San Antonio-Llolleo, en la región de Valparaíso, y a un pasajero que se había desmayado.
La situación fue viralizada por Esperanza Sepúlveda, quien compartió en Facebook un video donde se ve la heroica acción del conductor al entenderse de lo que estaba pasado.
De acuerdo a su relato, todo ocurrió el pasado 14 abril, en “la micro 67”, la cual era conducida por Sebastián García, quien le solicitó a los demás pasajeros que se bajaran de la máquina para trasladar al afectado hasta el Hospital Claudio Vicuña.
Posteriormente, el propio Sebastián contó detalles de la situación “Paré la micro y lo fui a ver y ahí dije ‘algo grave pasa acá‘. Pensé que era un infarto porque lo viví con mi papá, que falleció el año pasado de un ataque”, explicó en charla con el diario El Líder de San Antonio.
Además, recordó que en ese minuto “se me vino a la cabeza que entre llamar y esperar una ambulancia no íbamos a sacar nada, y decidí tomar las riendas yo no más. Le dije a los pasajeros que iban a Llolleo si se podían bajar en San Antonio y que les podía devolver la plata, porque yo me iba al hospital”.
Acto seguido, se trasladó a toda velocidad hasta el recinto médico. “Prendí la baliza y con la bocina haciendo ruido me fui lo más rápido posible… Llegué al hospital, me bajé corriendo pidiendo ayuda”, dijo.
“Prácticamente me metí con la micro adentro de la urgencia del hospital porque el joven no reaccionaba, salieron a atenderlo con una camilla y esa máquina de descarga eléctrica para reanimarlo, porque le había dado un infarto”, complementó.
“Me nació de corazón...”
Sobre su aplaudida reacción, García reconoció que “yo lo hice porque me nació de corazón. Es bonito que te reconozcan lo bueno porque en este rubro hay muchas críticas”.
Por último, contó que hasta el momento desconoce el estado de salud del pasajero, y que tras dejarlo en el lugar, regresó junto a la misma Esperanza Sepúlveda, que lo había acompañado, y continuó con su trabajo.
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