“Pasó algo horrible”: expareja de la denunciante de Monsalve tomó drástica decisión para cuidarla en La Moneda

Foto: Aton Chile
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Sujeto integraba el mismo equipo de trabajo de la mujer afectada, además de ser su expololo, según declaró el subsecretario en Fiscalía.

Ricardo Lillo fue uno los funcionarios de gobierno que declararon ante Contraloría tras la grave denuncia que pesa contra el exsubsecretario Manuel Monsalve, acusado de violar a una subalterna.

Lillo, otrora asesor en el gabinete de Monsalve y militante de Partido Socialista, llegó hasta las dependencias del ente fiscalizador a mediados de diciembre.

Según reveló La Tercera, este sujeto integraba el mismo equipo de trabajo que la denunciante, además de ser expareja de la mujer, según declaró el subsecretario en Fiscalía.

“El viernes anterior a que esto ocurriera, nos juntamos post almuerzo, y estaba preocupada porque la habían citado a una reunión. Temía que la iban a despedir, porque sentía que estaba mal evaluada, y porque a Alejandro Aguín, mejor amigo del subsecretario, lo habían nombrado jefe de la división donde trabajaba ella antes. Ese día, cuando iba camino a almuerzo, me pidió un pantallazo de WhatsApp de la agenda del subsecretario. Siempre (la denunciante) pensó que el almuerzo era laboral”, relató Lillo.

Luego, contó que luego de que la mujer saliera con Monsalve el 22 de septiembre, la vio muy mal, “desbordada”. Al principio, eso sí, dijo que él no sabía con quién había sido la cena. “Me decía ‘pasó algo horrible’, ‘no te lo vas a creer’, ‘cuando desperté estaba al lado mío’, ‘no me acuerdo de nada’. Pero todo inconexo”, añadió.

“En algún momento, como a las 18.00, le pedí que volviéramos a conversar. Le dije que fuera al Servicio de Médico legal, que tomara una pastilla del día después porque me dijo que el hombre no se había cuidado, y que necesitaba asistencia psicológica y médica. En ese momento escuchamos a Gustavo afuera de la capilla, a lo que la miró con sigilo, y me dice, ‘él no fue, es más arriba’. Con eso asumí que se trataba de Monsalve. La abracé”, complementó.

Según Lillo, al día siguiente la denunciante le relató con detalle lo ocurrido. Por lo mismo, decidió actuar como una especie de “guardia” durante los encuentros laborales de la joven con el entonces subsecretario.

“Él la llamaba a tener reuniones. Sé que en prensa dicen que hubo dos reuniones, pero estoy casi seguro que fueron tres, dos de ellas entiendo que fueron estrictamente laborales. En la tercera reunión hablan del caso. Creo que esto fue el día de su cumpleaños, el 2 de octubre. Estas tres reuniones yo las vi. Yo me quedaba como haciendo la guardia. Ella iba al baño post reuniones y luego me acercaba para saber cómo estaba", sostuvo.

¿Le ofreció disculpas?

Mencionó, en el mismo sentido, que el día del cumpleaños de la mujer, Monsalve habló con ella de lo ocurrido, instancia en que le habría ofrecido disculpas. “Ella le preguntó que por qué no la fue a dejar a la casa, que ella no hubiera querido estar en el hotel y que le interesaba saber qué había pasado en la noche, porque ella no hubiera consentido nada. Luego de eso, Monsalve se habría tomado las manos en la cara y habría pedido disculpas”, comentó Lillo.

Finalmente, Lillo reconoció que “el haberme enterado antes sirvió para darme cuenta que Monsalve empezó a actuar más errático. Monsalve era alguien muy compuesto y que siempre sabia qué decir, pero desde el 25 actuaba como inseguro. El 25, fuimos a la reunión con Orrego y el jefe de PDI, quien cuenta que gracias a las huellas dactilares habían encontrado a una persona acusado por dos hechos de violación. En ese momento, Monsalve, quien siempre era muy compuesto, hizo unos movimientos de mano hacia la cabeza, luego las bajó, luego las volvió a subir, luego apuntó a una de las personas de la reunión, como señal de incomodidad. Él siempre era muy calculado en las reuniones, nunca se descolocaba en ellas, por eso me pareció raro".

“En la reunión siguiente, con la gente del Senda, en la que también entró (nombre de la denunciante), nos quedamos en el pasillo, ella detrás mío, esperando entrar a la reunión, y ahí salió Monsalve. Desde su oficina se nos acerca, para a un metro de distancia y nos pregunta si íbamos a entrar los dos a la reunión, a lo que le dije que sí. Y ahí él dice, ‘sí, está bien’, mientras se aleja. Luego se para, se gira, regresa unos pasos hacia nosotros, vuelve a detenerse, luego se vuelve a girar y entra a su oficina, y sigue diciendo ‘sí, está bien, está bien’, como repitiéndose a sí mismo. Ambas conductas eran muy inusuales en él”, aseguró.

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