Crítica de El Planeta de los Simios: Nuevo Reino, un buen comienzo para un viejo conflicto

La nueva película de la popular saga ya está en cines.
La nueva película de la popular saga ya está en cines.

La nueva película de la saga se establece como un buen punto de partida que logra explorar los mejores componentes de la saga, incluyendo una notable revisión al legado de Caesar, el protagonista de la trilogía anterior.

¿Qué es lo que se espera de una película del El Planeta de los Simios? La respuesta a esa interrogante generalmente para muchos podría apuntar a un final inesperado, pues aquello marcó para siempre al clásico de Charlton Heston con la Estatua de la Libertad. De hecho, también ocurrió lo mismo con su secuela directa, que concluye con una destrucción cataclísmica inesperada, y lo mismo pasó con el infame remake de Tim Burton, que se pasó de rosca sin mayor coherencia, aunque nunca se podrá igualar al genio de la obra original de 1968.

Pero desde que Charlton Heston decidió condicionar su participación en la segunda película, bajo la cláusula de que una bomba apocalíptica significase el final de la franquicia, y por ende del propio Planeta de los Simios, los responsables de la saga iniciaron un proceso de constante reinvención. De ese modo la tercera entrega incluyó un viaje en el tiempo, la cuarta creó la idea de la revolución iniciada por Caesar y la quinta remarcó el componente anti-bélico que siempre marcó al conflicto humano-simio. Y fueron aquellas dos últimas películas las que también terminaron influyendo en la elogiada trilogía de precuelas estrenadas durante la década pasada.

En ese proceso de reinvención para alargar la saga, surgió una máxima. Tal y como toda buena pieza de ciencia ficción, la franquicia de El Planeta de los Simios siempre ha sido más que un mero final sorprendente. Desde que la saga es lo que es, su propuesta se instaló como una historia que habla más de la propia humanidad que de los animales que cobran inteligencia, pues los simios operan como un reflejo oscuro que está marcado por el mismo legado de violencia, engaños y desidia destructiva que ha marcado a nuestra civilización.

El Planeta de los Simios: Nuevo Reino es la nueva entrega de esta saga, marcando a su vez un nuevo punto de partida para la franquicia tras el cierre de la reinvención de la historia de Caesar en El Planeta de los Simios: La guerra. Y aunque comienza presentando el funeral del líder simio interpretado por Andy Serkis, esta nueva producción pone todas sus fichas en apostar por explorar cómo un legado puede ser torcido por el paso del tiempo, provocando que un discurso sea subvertido bajo las mentiras del poder.

Por eso mismo la nueva película funciona mucho más de lo que podría haberse esperado de una obra dirigida por Wes Ball, quien previamente solo había trabajado en la trilogía de The Maze Runner.

Noa en El Planeta De Los Simios: Nuevo Reino.
Noa en El Planeta De Los Simios: Nuevo Reino.

Sin un elenco reconocible de estrellas que vendan entradas así como así, la apuesta de Nuevo Reino también apunta sin duda a sostenerse en el rico mundo de la franquicia, sus conflictos y el subtexto que pueden escarbar. Y todo aquello lo hace explorando una historia que se sitúa “varias generaciones” después de la muerte de Caesar.

En ese entorno conocemos a un clan de simios entrenadores de águilas que se ha apartado del mundo y que en su propio idílico rincón ha logrado crear una cultura pacífica que vive en medio de la naturaleza. Ahí no solo han logrado crear sus propias tradiciones, alejándose en proceso del resto de simios y la historia de su propio pasado que los sacó de las jaulas.

Allí también conocemos a un joven simio llamado Noa, hijo de los líderes espirituales del clan y quien como parte de un ritual termina topándose con una Eco, el cual es el nombre con el que su clan denomina a los humanos, quienes han retrocedido a un estado salvaje tras la liberación del virus que mutó y que originalmente buscaba curar al alzheimer.

Pero la tranquilidad de ese oasis de paz cambia cuando un grupo de simios guerreros, que entre sus pertenencias cuentan con piezas de tecnología humana no letal, salen en búsqueda de la humana y terminan arrasando con la aldea, raptando no solo a todos los simios, sino que también dejando a su paso cenizas que rememoran lo que mejor hacían los antiguos humanos: destruir sin dar explicación.

Con Noa emprendiendo una búsqueda para dar con los simios guerreros, y por ende con el paradero de sus seres queridos, el joven termina saliendo de esa zona de confort que representaba el lugar que habitaba junto a su clan e inicia su travesía definitiva que estará marcada por los resabios de la humanidad, aquello que ni el paso del tiempo logró ocultar. Esa mismo avance lo llevará entonces a conocer detalles no solo de la Eco con la que se topó, sino que también del propio pasado simio, incluido obviamente Caesar, cuyo nombre es coreado en más de una ocasión en esta película.

Noa y Raka en El Planeta De Los Simios: Nuevo Reino.
Noa y Raka en El Planeta De Los Simios: Nuevo Reino.

Ese viaje, que presenta parajes civilizados retomados por la naturaleza, está marcado por las lecturas sobre la condición humana traspasada a los simios, especialmente cuando entra al campo de juego un señor de la guerra simio que desea controlar lo que alguna vez perteneció al hombre. Esas lecturas, el subtexto que brota y los elementos en conflicto sin duda marcan a los elementos más atractivos de El Planeta de los Simios: Nuevo Reino.

Pero inevitablemente en ese relato también es clave la tecnología digital que permite que Noa y todo el resto cobre vida en pantalla. Dicho trabajo, realizado por múltiples compañías de efectos visuales, luce efectivo, pero también parece estar un par de escalones bajo el notable logro que se concretó con la anterior trilogía de películas.

No es que los efectos de la nueva película luzcan deficientes, pues en realidad se expanden en varias secuencias de acción bastante llamativas y los realizadores logran crear un par de simios que realmente cobran vida en pantalla, como es el caso de un orangután que resguarda el legado de Caesar. Sin embargo, el trabajo visual de esta nueva producción deja una impresión menos fina que en las entregas anteriores dirigidas por Matt Reeves.

Esa merma en la comparación se traslada al resto de elementos de la película, incluyendo a la música, pero al menos se puede decir El Planeta de los Simios: Nuevo Reino no se queda a medias a la hora de explorar los conflictos éticos y sociales de su historia. Quizás no explora tantos territorios nuevos para la saga, pero igual logra concretar personajes digitales llamativos, contrastándolos con los humanos, para dejar en claro que el legado de Caesar sigue siendo muy rico para explorar.

Por todo lo anterior esta nueva película logra solventarse como una propuesta que justifica el plan de un estudio que quiere expandir todo en futuras secuelas. Y claro, esta primera película se siente como un tentempié ante el plan de nueva trilogía, pero al menos se puede decir que logra satisfacer con lo que propone. Uno no queda mirando para el lado en esta mesa, más allá de que el mejor plato de fondo siempre será volver a la película original.

El Planeta de los Simios: Nuevo Reino ya se encuentra en cines.

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