Basural clandesta achaca a colegio y jardín infantil
Rapidito salieron a saludar a Yeims Pop desde el jardín infantil Naciente, en Recoleta, porque las tías, así como los profes del colegio María Goretti, ubicado justo al frente, ya no quieren más con la basura que aparece constantemente frente a los recintos.
El agente sapeador se dejó caer en el lugar tras el aviso de una vecina que está chata con los desperdicios, el mal olor y hasta los roedores que pampean por todo el lugar.
Ubicados en la esquina de José Santos Ossa con Manuel Jesús Silva, tanto el cole como el jardín son presa de un aroma guácala que no los abandona en todo el día y que obliga a todos a respirar por la boca y apretarse la nariz.
Todo porque los agilados que nunca faltan agarraron la ondita de ir a botar sus desperdicios en la plazoleta situada frente a los establecimientos educacionales.
Y los carepalo lo hacen sin que les importe un comino que poco antes la Muni haya mandado a sacar los desechos.
Tal cual, porque en este caso, a diferencia de lo que ocurre en otros puntos del país, la autoridad comunal sí ha tomado cartas en el asunto, sólo que éstas no han sido todo lo eficaces que se esperaba.
De hecho, periódicamente un camión pasa por el lugar y retira los escombros, pero no pasan ni 24 horas y otra vez comienzan a amontonarse las basuras y el olor a pútrido nuevamente se apodera de todo.
Tras cachar el problema, incluso la Muni instaló un cartel prohibiendo botar basuras y escombros, con la amenaza de una multa de 5 UTM (más de 188 lucrecias).
¿El resultado? Ni ahí están los tontorrones, que siguen botando en ese lugar sus porquerías.
PUTREFACTO
Casi cuatro décadas tiene en esa misma ubicación el jardín infantil Naciente, pero sólo desde hace un par de años que el asunto de la basura se ha transformado en un dolor de cabeza, según plantea la dire, María Jofré.
"Esto partió hace unos años, cuando gente de distintos sectores empezó a venir a botar acá sus desperdicios", cuenta de entradita.
Explica que incluso ha visto personas discapacitadas dejando basura, "pero los culpables son otros, que se aprovechan de ellos y les pagan unas pocas monedas para que traigan y dejen acá desde sillones hasta perros muertos".
Otro vecino va más allá: "Esto es culpa de la droga nomás, porque los angustiados hacen lo que sea por unas monedas y de eso se aprovechan algunos, que los mandan a botar sus basuras acá, en vez de pagarle a un camión para que se las lleve", plantea.
María Jofré, en tanto, recuerda que "la última vez que vino el camión fue hace un par de semanas, y llevamos todos esos días con este olor putrefacto".
Le cuenta a Yeims Pop que han llamado dos o tres veces al día a la Muni, pero la respuesta no siempre es tan rápida como ellos quisieran.
"Incluso cuando pasa Carabineros por acá les pedimos que llamen ellos, porque creemos que a ellos sí les van a responder más rápido", precisa.
"Lo que también nos da mucha pena es que esta plaza les pertenece a nuestros pobladores y no podemos hacer nada para terminar con esta situación", concluye.
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