¿Un vals de Chopin, un reggaeton de Maluma o una cumbia villera de los Pibes Chorros? Cuál es la mejor música para relajar la vena de un perro.

La respuesta: capos en la materia aseguran que cada cachupín mueve la colita al ritmo de distintas melodías, en función de si les son más o menos familiares.

Para un coludo que vive en la Plaza de Armas de Punta Arenas, las marchas militares no tienen nada de cercanas. Y su crítica musical no la manifestó a través de una tibia carta a los medios ni encarando con melódicos "guau guau" a los intérpretes que le molestan.

El protagonista de esta historia se aburrió de que lo despierten con el "Adiós al séptimo línea" y otros hits marciales en el último desfile dominical, y se desquitó con uno los uniformados que tocaba el tambor.

Chato de los acordes en su hábitat, el heredero de Ron (leer recuadro) le aplicó fuerza en la parte posterior del muslo izquierdo; es decir, en el potito, al miembro de la banda instrumental de la Fuerza Aérea de Chile, Leonardo Rojas

A pesar del dolor que le provocó el artero ataque, el suboficial de la FACh, al igual que los músicos del Titanic, siguió desfilando y golpeando el tambor ante la atónita mirada (y algunas risas) de la masiva concurrencia de magallánicos que al mediodía soportaban los 4 grados Celsius.

Asistencia

El perro con definido gusto musical no andaba solo. Su banda anarko-punk la componen otros cuatro yuntas que habitan en la misma plaza. Todos huyeron despavoridos.

Las primeras pericias indican que los canes han hecho de las suyas innumerables veces con otros seres humanos.

El integrante de la banda instrumental continuó la ceremonia con normalidad y después de terminado el desfile, pidió asistencia. A los pocos minutos fue trasladado al Hospital Naval de Punta Arenas, donde recibió los nanai de las enfermeras.

La imagen fue un acierto fotográfico del reportero César Sandoval, del diario El Pingüino, que también tuvo que huir porque unos perros compipas del agresor se abalanzaron sobre él.

En la Región de Magallanes, hasta el 2 de mayo de este año, 360 personas han sido mordidas por perros y, durante todo el año pasado, fueron 1.115, lo que en promedio representa alrededor de tres mordidas diarias.

Uno de esos temas es lo que pretende atacar la Ley Cholito.