Cirugía de cuerpo y alma dejó a Piñera con ojos de huevo frito
A las 12.35 de ayer Sebastián Piñera hizo su ingreso triunfal a La Moneda para conversar sobre el impuesto a los combustibles para la barra pop con el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, y con el guaripola de Hacienda, Andrés Velasco. Pero lo que realmente se robó la película de los testigos de la movida fueron los ojos rojos de huevo frito, onda conejo, del precandidato presidencial de Renovación Nacional.
Fuentes cercanas a Piñera sapearon que el empresario se habría operado los ojales porque los párpados se le estaban cayendo y no lo dejaban ver con claridad a sus potenciales electores.
Trascendió que su círculo íntimo estaría sumamente preocupado porque ahora ve el mundo de color rojo y estaría pensando en subir los impuestos, estatizar una aerolínea y regalar su parque en Chiloé a comuneros mapuches desplazados: Oj, oj.
La conversación previa (el viernes) que tuvo Piñera con Pérez Yoma en la casa del candidato le cayó pésimo al presidente del Partido Socialista, Camilo Escalona, aunque se desarrolló en su palacete porque el empresario estaba recién operado.
"No me parece que se converse este tipo de temas en la casa particular de nadie", reclamó Escalona.
Por su litro el presidente de la UDI, Hernán Larraín, explicó que Piñera sólo representa a RN y no a toda la Alianza.
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