La Cuarta, el diario que encuentra lo imposible, halló en el barrio de la Vega Chica a quizás la única casera capitalina que vende sopaipillas hechas con zapallito en la masa, sin tintas ni colorantes mulas.

A pesar de que el Ministerio de Agricultura informó que el precio del fruto se fue al chancho (27%), Elsa Nahuel Castro (57) prometió seguir echándoles zapallo a sus sopaipas de gamba y media.

SÓLIDA

"Hace 12 años que cocino mis propias sopaipillas y nunca he dejado de ponerles zapallo. Es verdad que ahora está un poco más caro, pero a mí igual me lo siguen vendiendo a mil quinientos, así que no tengo razón para no echarle a la masa", dijo la casera.

Elsa todos los viernes se apera con 5 zapallitos medianos que compra en el patio de remates, para darles un sabor incomparable y color anaranjado a sus sopaipas, que, de un tiempo a esta parte, se han convertido en el "desayuno del pueblo".

"Me levanto a amasar a las 3 de la mañana y a las 6 ya estoy instalada con mi carro afuera de la Vega. A mis sopaipillas les pongo manteca de la buena, levadurita, sal y zapallo, por supuesto. Acá mucha gente no sabe que en el sur las sopaipillas las hacen sin zapallo, con harina de trigo, pero es como comer pan frito. Yo prefiero echarles zapallo, porque les da más sabor. Acá se las pelean. Me quedan doraditas y les ponen mostaza, ají y pebre", contó.

Mientras los clientes cuentan que las sopaipas también se las tragan con azúcar flor, palta y hasta un huevo frito encima, Elsa dijo que ella también vende las pelotitas de masa a 150 cachos. "Se las llevan y las fríen en la casa", agregó.

¡PUAJ!

En todas las fábricas y amasanderías fiscalizadas por el diario pop reconocieron que el zapallo lo reemplazan con colorantes artificiales.

"Por eso mismo estoy orgullosa de mis sopaipillas, porque llevan zapallo de verdad. Algunas personas las encuentran caras, pero yo no, porque son grandecitas, gordas y las amaso a la antigua, con uslero de madera", indicó.

La comadre aseguró que ahora que el zapallo subió, igual le va a seguir poniendo a sus sopaipillas, "aunque un poquito menos, pero igual hay que echarle para el sabor y el color".

Carlos Godoy S.