El policía maldito

Mijaíl Popkov, "el maníaco de Angarsk", trabajaba como Carabinero y, aprovechándose de su profesión, mató a 78 personas, 77 mujeres y un hombre.

De ojos claros, nariz prominente y mirada fría, el subteniente de la policía rusa Mijaíl Popkov pasaba piolita en la tranquila ciudad de Angarsk, en Rusia, cada vez que salía por las noches a bordo de su patrulla todo terreno.

Maníaco, el mayor asesino en serie de la Rusia contemporánea, aprovechaba su rol de supuesto protector de la sociedad para protagonizar una doble vida que impactó a todo el mundo. En 20 años, el oficial maldito mató a 78 personas, 77 mujeres y un hombre.

Todo comenzó el año 1992, según investigadores, luego que la esposa de Popkov lo dejara para irse con un pésimo amigo del hasta entonces intachable representante de la ley.

En una terrible distorsión de la realidad, Mijaíl radicalizó su machismo y desde entonces decidió odiar a toda mujer que tuviera si quiera un aire de buena para el carrete, desatando una carnicería en contra de la población femenina local, que durante dos décadas convivió con el terror de salir de noche.

Es que desde su enfermo punto de vista, "el purgador", como se autodefinía el policía, se encargaba de librar a la ciudad de "malos elementos" asesinando a prostitutas, ebrias o mujeres que simplemente salían a caminar a la luz de la luna.

Con una fachada ideal para distraer la atención, el hombre libró por mucho tiempo de su responsabilidad, pese a que la temática de la desaparición de mujeres se hizo patente en el pueblo, en especial por la barbarie con que actuaba el asesino.

Utilizando su auto particular y, a veces, incluso la misma patrulla en que trabajaba, la bestia mataba a sus víctimas con el primer objeto que pillaba a mano.

Así, de manera salvaje eliminó a mujeres de entre 15 y 40 años de edad con elementos como cuchillos, garrotes, hachas, martillos, destornilladores, punzones, bates de béisbol y hasta tacos de billar. Como ironía del destino, en sus tiempos libres, Mijaíl pituteaba como enterrador del cementerio de la ciudad.

Sin embargo, su principal pega era como oficial. Así, de hecho, Popkov pudo participar de casi todas las investigaciones del caso, donde se encargó de hacer volar la perdiz cada vez que las pistas se acercaban a él.

Todo hasta que las huellas de su misma radio patrulla, con rastros de ADN de algunas víctimas en su interior, terminaron por delatarlo… ¡pero el 2012!

Por ese entonces lo acusaron de matar y en algunos casos de violar a 22 mujeres, por lo que fue condenado a cadena perpetua.

Tres años después decidió contar la historia completa y reveló otros 59 asesinatos cometidos en las mismas circunstancias, de los cuáles la policía sólo pudo acreditar 56.

Recién en diciembre del 2018, "el maníaco de Angarsk" fue condenado a una segunda cadena perpetua en una cárcel de máxima seguridad rusa.

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