Aires de sábado: El verdadero Conde Vrolok

Raúl Schüler escribía cartas a El Mercurio abogando por la recuperación de la Basílica del Salvador. Increíble. Tampoco es un coleccionista. Un coleccionista sabe qué está comprando, conoce su historia y no compra algo robado.

¡Quién lo iba a imaginar! Cuando el elenco de la teleserie nocturna de TVN recorría la Hacienda "La Punta" para grabar el clip publicitario, que estaban ante un personaje de tal envergadura. A todos les llamó la atención el entorno: varios carruajes, 200 pavos reales, muchísimas piezas de colección, la enorme casa conectada por un túnel a la capilla y mucho más. Pero nadie imaginó lo que vendría.

Sólo tres actores pudieron entrar a la enorme casa de 3 pisos: El protagonista Álvaro Rudolphy, Claudia Di Girolamo y Pancho Reyes. Después de recorrer aquella casa como "congelada en el tiempo" y vivir semejante experiencia, el propio Rudolphy comentó: "Este es el verdadero Conde Vrolok, Raúl Schüler". Sí, el mismo empresario que el 20 de diciembre tendrá que enfrentarse a un tribunal.

Y es curioso, porque lejos de ocultar las piezas de arte que almacenaba en su hacienda de 43 hectáreas en San Francisco de Mostazal, más bien hacía ostentación de ellas. "Cayó" por una foto de "La República", la estatua de origen francés que fue robada de la Plaza Rubén Darío en Valparaíso, en el año 2003. Schüller vivía "en la corniza", al filo del peligro...

Ya muchos habrán perdido la cuenta de la cantidad de estatuas de Mármol de Carrara robadas del Cementerio General, los cofres de plata de la Iglesia San Francisco o las armas de la Guerra del Pacífico. Hoy, importa más descubrir la intriga detrás de tantos millonarios robos cometidos por quién sabe qué banda frente a las narices de todo Chile. ¿Cómo es posible que robaran estatuas hasta del Cerro Santa Lucía -por ejemplo- y no hubiese ni un solo testigo ni tampoco cámara de seguridad alguna?

El director del Cementerio General -lugar predilecto de estos ladrones- cuenta que los robos comenzaron después del terremoto de 1985 y terminaron el 2013. En el último tiempo descubrieron estatuas "a medio camino" de un robo. Es decir, sacadas de su base, con los implementos listos para llevárselas, pero no alcanzaron a sacarlas. Ahora sabemos que este es un mercado que tiene interesados "fanáticos" como Raúl Schüler, un comprador compulsivo de piezas robadas.

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Decenas de obras de Mármol de Carrara fueron robadas desde el casco histórico del Cementerio General.[/caption]

El empresario ha contratado a uno de los abogados más caros de la plaza. Ahora, tendrá que definir si quiere confesar quiénes son sus "proveedores", si hay una organización que roba "por encargo", si hay un lugar donde se almacenan estas piezas y se puede ir hasta a "vitrinear" lo robado, o si -por el contrario- quiere guardar silencio y no cooperar con la justicia.

Raúl Schüler escribía cartas a El Mercurio abogando por la recuperación de la Basílica del Salvador. Increíble. Tampoco es un coleccionista. Un coleccionista sabe qué está comprando, conoce su historia y no compra algo robado. Quien compra un objeto robado es un receptador. Increíble es también el poco resguardo de muchas obras de arte y que las sanciones sean un verdadero chiste.

Como siempre, las cosas nos tienen que explotar en la cara, para empezar a impulsar los cambios legales. Impresiona pensar que trasladar estatuas de esta envergadura requiere camiones, largas horas de trabajo y una banda de varios ladrones avezados. Pero -para variar- nunca nadie vio nada.

Impactante... Prácticamente sólo le faltó "el pilucho" del Estadio Nacional. Y si es que alguna vez ocurre: No se le vaya a ocurrir a alguien avisar en qué barco vuelve el moai de Londres... Habría que correr a buscarlo al "Schüler Museum".

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