Ex PDI que sobrevivió a disparos de Ítalo Nolli rompe el silencio: reconoce graves errores

A 11 años del caso protagonizado por el fanático de las armas que mató a sus dos compañeros, el otrora funcionario policial explicó que “ya tengo la capacidad de conversarlo”.

A 11 años del caso protagonizado por Ítalo Nolli (68), fanático de las armas que asesinó a dos PDI en la comuna de San Bernardo, un sobreviviente de la tragedia policial reconoció errores en el procedimiento.

Se trata de Miguel Meléndez, quien presenció el asesinato de sus excolegas: el subcomisario Marcelo Morales (38) y la inspectora Karim Gallardo, de apenas 28 años.

En diálogo con CHV Noticias, el otrora policía aseguró que el resultado del control fue inesperado debido a la edad de su atacante.

“El plan era controlar la compraventa de metales del sector de los parques industriales de San Bernardo. Marcelo y yo éramos los más antiguos”, rememoró Meléndez, quien rompió el silencio a más de una década del hecho que remeció al país.

Además, aclaró que “más que buscando a alguien en específico, circulaban hartos vehículos que transportaban materiales”

“Como era una persona de edad, uno tiende a darle la facilidad, y él con el vidrio abajo facilita los documentos y todo. Entonces, una vez que yo devuelvo esos documentos y Marcelo le comunica que va a ser detenido, viene la reacción”, reveló.

Continuando con su relato, afirmó que “cuando me acerco, yo veo a Marcelo ya hincado (...) cuando trato de reaccionar, ahí me disparan a mí. Yo tuve que haber sido el segundo al que le dispararon. Una vez que me disparan a mí, mi lesión fue en la espalda, me revientan la arteria humeral y yo soy un charco de sangre”.

“No siento una ráfaga de disparos, siento un ruido extraño. Veo que se arrodilla y ahí digo ‘algo extraño pasa’”, agregó, asegurando que junto al resto de sus colegas “no pudimos reaccionar”.

“Hasta ese momento nadie esperó una reacción como la que tuvo Nolli”, dijo.

Finalmente, reconoció que “si bien no es un tema superado, es un tema que ya tengo la capacidad de conversarlo. Hay un dolor profundo porque cayeron dos amigos míos”.

E hizo un mea culpa: “Quizás cuando devolví los documentos debí portar el arma”.

Caso Ítalo Nolli

El 23 de marzo de 2011, Ítalo Nolli ocupó dos cargadores completos para acribillar a los dos funcionarios de la PDI que intentaron controlarlo en el barrio industrial de San Bernardo.

Nolli y su pareja vigilaban una entrega de cobre robado cuando los detectives les pidieron sus documentos.

Apenas le informaron que era buscado por ley de armas, Nolli abrió fuego y no tuvo piedad con los oficiales.

Al subcomisario Marcelo Morales le disparó 17 balazos y a la inspector Karim Gallardo la asesinó de 14 tiros por la espalda.

Testigos directos de la masacre fueron la pareja de Nolli, Mercedes Vallades, y el chofer y el peoneta del camión con cobre: Raúl Campos y su hijo, Ulises.

Después de asesinar a los detectives, Nolli escapó a su departamento de avenida Balmaceda, donde dejó a su mujer, antes de continuar con la huida.

Sin embargo, debido a la congestión vehicular, el fanático de las armas quedó atrapado en Cienfuegos con Agustinas, donde fue abatido por la policía civil.

La inspector Karim Gallardo se convirtió en la primera mártir de la PDI en sus 78 años de historia. La oficial tenía 27 años y era soltera.

Antecedentes

A días de ocurrido el hecho, La Cuarta publicó una nota sobre la millonaria y siniestra estafa que Ítalo Nolli maquinó en 1986.

Se trató del falso funeral de su esposa que el empresario de la chatarra urdió para cobrar un seguro millonario.

Tras mandar a su mujer de vacaciones, Nolli contrató un seguro de vida y luego se encargó de comprar un ataúd que llenó con palos y un perro.

Para evitarse velorios y preguntas, Nolli selló el cajón con la excusa de que la mujer había muerto de sida y lo envió al crematorio del Cementerio General.

El plan fue descubierto por los trabajadores de los hornos y también por la supuesta fallecida, que vio su nombre en el obituario de un diario. La policía allanó la casa de Nolli y encontró un arsenal, incluidas granadas y una mira para tanques.

Para abril de 1996, su historial arrojaba numerosas órdenes de captura. En su mayoría, por giro doloso de cheques y estafas.

El día de su muerte, la Policía de Investigaciones lo encontró luego de una cinematográfica persecución: pese a estar acorralado, Nolli creyó estar en condiciones de enfrentarlos. Tenía en su poder dos pistolas, una CZ Parabellum y una Browning. Desde entonces, las páginas del diario pop lo apodaron “Rambo”.

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