Aires de sábado: A falta de cuadernos, alfombra

Aquí no hay cuadernos. Hay alfombras... para tapar la podredumbre que ha dejado el matrimonio maldito entre la política y el dinero. Al otro lado de la cordillera, la trama se desenvuelve cual guión hollywodense. Y elementos tiene de sobra: En esta investigación aparece un chofer que -durante 10 años- atesoró cada detalle de las coimas que acaudalados empresarios pagaron a los Kirchner para adjudicarse las licitaciones de las grandes obras públicas.

En sus cuadernos, Óscar Centeno hizo una especie de bitácora donde guardó registro de cada lugar, nombre y encuentro. Todo marchaba tan rápido, que no había tiempo para contar los billetes.

Decidieron pesar cada bolso de cuero, para comprobar si así completaban los 2 millones de dólares que se exigían. Y para completar el argumento fílmico, el cómo se destapa el escándalo tenía que ser igual de cinematográfico: El chofer se separa de su esposa y ella lo delata. Él deja los cuadernos en poder de un amigo y el amigo lo traiciona y entrega la información a un periodista. Ya está...

Hoy el terremoto sigue dejando réplicas: Detenciones, arrepentidos, dineros que no aparecen y allanamientos que buscan dar con el lugar exacto donde se ocultan tantos y tantos billetes. El juez Claudio Bonadío estima que al menos 200 millones de dólares fueron a dar al bolsillo de los Kirchner, marido y mujer. Y esto sigue...

¿Y aquí, a este lado de la cordillera? El caso MOP Gate terminó en una sentencia mínima: Penas menores para cargos menores. La justicia no encontró más y la historia simplemente terminó. Ni qué decir de los empresarios, parlamentarios y candidatos que se han encargado -por años- de meter platas truchas en la política. Todos la han sacado y la seguirán sacando barata.

Eso, mientras en Brasil a los Presidentes les cuesta el cargo "maquillar" las cuentas fiscales -como a Dilma Russef- y les cuesta la cárcel recibir dádivas de los empresarios, como le ocurre a Lula da Silva.

Los chilenos, en cambio, seguiremos mirando cómo aquí toda coima o soborno y toda plata negra en política sigue saliendo gratis. Si hubo huellas de los dineros truchos o si han existido cuadernos, probablemente nunca lo sabremos. Todo se guarda bajo la alfombra. Y jamás se destaparían de no ser por algunas curiosas casualidades...

Un hombre que muere de cáncer y decide denunciar algunas "triquiñuelas" tributarias y otro, también gravemente enfermo, que decide delatar a sus jefes, los acaudalados dueños de Penta y "benefactores" de la UDI, por largos años.

Luego vino SQM, que no discriminó a nadie: repartió dinero a cuanto personaje se lo pidiera.

Pero aquí las cosas no terminan igual que en otros lugares. Aquí nadie que tenga poder, dinero y contactos irá a la cárcel. De eso nos estamos convenciendo todos. Pero usted -pequeño almacenero- deje de dar una boleta y el SII -el mismo que "le perdonó la vida" a muchas empresas y políticos- llegará presto a bajarle la cortina.

Vaya usted a quedarse con algo que no le pertenece en el supermercado, le caerá encima la vergüenza y todo el infierno en la tierra. Y si lo pensamos bien, tampoco nos servirían los cuadernos de las coimas, ni aunque alguien llegase a escribir enciclopedias.

Aquí nadie quiere castigar la corrupción en la política. ¿Dónde nacen las leyes, quiénes las debaten y rechazan o aprueban? Surgen en La Moneda, se discuten en el Parlamento. ¿Les ve ganas de cambiar la historia? Si quiere conocer su opinión no vaya al Congreso desde el 14 de septiembre y hasta que comience octubre. No va a encontrar a nadie, salvo a los funcionarios de ese enorme Congreso Nacional que todos los chilenos construimos con la esperanza de que nuevas leyes y un nuevo país, allí nacieran.

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