La historia de Gloria: de auxiliar chanta a enfermera de verdura

Gloria Rojas, Estación Central, 45 años. Estrato socioeconómico: D. Educación: tercero básico (y a medias), sin saber ni leer ni escribir. Buena parte de su infancia la vivió en la calle. Se casó a los 14 años. A los 16 ya tenía dos hijos. Pegas esporádicas y una pensión de invalidez de su esposo por 100 lucas.

Esa era la historia de vida de Gloria, hace ocho años. En esos tiempos era ayudante de matrona en el Hospital San José. Ahí entró con un CV que se lo falsearon, porque sin cuarto medio rendido no es mucho lo que se puede hacer laboralmente en esta vida.

Todo bien, hasta que le quisieron extender un contrato. Y ahí su vida cambio. Vaya que cambió.

La trampa de Gloria, quien pagó cinco lucas por el documento trucho, fue descubierta por su jefa directa, quien se lo informó al director del hospital. Ardió Troya. El problema no sólo era que sería despedida, sino que también corría el riesgo de irse a la cárcel.

Gloria lo recuerda como hoy: "Un doctor a cargo, muy enojado, me retuvo el sueldo. Cuando me enfrentó, mandó a llamar a la jefa de maternidad y ella me defendió. Dijo que yo era muy responsable, pero que no me podían dejar por falta de estudios".

"El doctor me retó y me amenazó que con esto me podía acusar a Carabineros. Estaba asustada… Pero él decidió otra cosa y me dijo te daré una oportunidad: eres joven, vas a buscar colegio y cuando termines tus estudios las puertas estarán abiertas".

Con esa misión por delante, en una feria encontró un volante donde se promocionaban las Escuelas del Cariño, establecimientos que reciben a gente en riesgo social y a muchos inmigrantes.

Listo. Se matriculó en la de Estación Central, Poeta Ricardo Navia. En cinco años terminaba cuarto medio y, tal como dice ella, por primera vez pudo mirar de frente.

"Ahí nació mi personalidad, enfrenté la vida, me valoricé. Mejoró mi ego, sentí que podía ser un aporte a la sociedad", cuenta Gloria, quien envalentonada por su esfuerzo victorioso, quiso más.... Apoyada por la beca Milenio, se inscribió para ser Técnico en Enfermería en el Centro de Formación Técnica Icel.

Hoy cursa segundo año y se apresta a hacer la práctica. La pregunta, ahora, resulta innata: ¿querrá volver al Hospital San José por su segunda oportunidad?

"En cualquier momento aparezco por ahí con mis certificados de estudio. Estoy muy agradecida por ese impulso del doc. Capaz que ni se recuerde o ya no esté ahí, pero me cambió la vida".

- ¿Cuál era tu pega en el San José?

- Ayudaba a las mamitas en la labor de parto. Preparaba la silla de parto, frenar la camilla y acomodaba a la madre.

- ¿A cuántas matronas ayudaste? ¿Cuántos nacimientos viste?

- Uffff. Muchos. No recuerdo.

- También alcanzaste a trabajar en el San Borja Arriarán…

- Sí, ayudaba a los enfermos postrados.

- Sin estudios, pero con dotes en salud… ¿De dónde salió esa vocación?

- Mi hermana mayor sufrió una meningitis y quedó con daño cerebral. La cuidé de chica. Además, mi marido sufre Parkinson hace 19 años. Como ahora aprendí muchas cosas en Icel, incluso punción, a mi marido lo salvé con maniobras de reanimación cuando le dio un preinfarto. Me felicitaron. Imagínese que no tiene ni una escara.

- Una ayudante de enfermera puede ganar unas 500 lucas al mes…

- Sería genial. Con las 100 lucas nos alimentamos cinco personas (vive también con dos hijos y un nieto) y con ese dinero todo sería mejor.

Gloria Rojas, 53 años, Estación Central. Ahora puede mirar de frente…

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