En medio del valle de Olmué, Región de Valparaíso, donde las palmas chilenas pintan los cerros, sorprenden casas que parecen fortalezas. Según dicen los lugareños, se trata de un descomunal búnker donde viven pudientes norteamericanos que esperan el fin del mundo.

“Lo único que te puedo decir es que la parte de abajo, el subterráneo, está climatizada para sobrevivir”, afirma Ericson Guerrero, quien vive en el sector Las Palmas.

Según contó este prevencionista en riesgos al diario pop, él fue contratado por los gringos para lorear los trabajos en la construcción de los caserones, terminados recién este año.

El cahuín de que un grupo de extranjeros se alista para el fin del mundo en Olmué comenzó el 2010, cuando una pareja de gringos compró terrenos, ubicados en el sector alto de El Llano.

“Cuando empezaron a construir, fue una novedad. Subían y subían camiones cargados”, cuenta una olmueína, que prefiere no decir su nombre.

CAMPO DIVINO

El conjunto que agrupa las viviendas, una de diseño hexagonal, además de dos casas estilo galpones, se llama “Campo Divino”. Según describió Guerrero, las construcciones tienen dos subniveles.

Uno es usado como estacionamiento y el más hondo estaría acondicionado para vivir. “Contiene refrigeradores y un abastecimiento de medicina alternativa para resguardarse en el futuro”.

La edificación del “refugio” no sólo fue hecha con material indestructible. Para asegurar la protección, cuentan que cada piedra fue bendecida en rituales, practicados por sus dueños.

Aunque no hablan español ni menos abren la puerta, al menos se sabe que los propietarios del búnker es una pareja de médicos, Nancy Page y John Daniel.

“Salen muy poco de la casa, pero la señora es muy buena persona, para el terremoto nos ayudó harto”, cuenta un vecino.

Dentro de las casas ya estarían habitando cerca de 17 gringos. “No sé si esperan el 21 de diciembre, pero sí creen que hay que estar preparados”, señala Guerrero.

Para la arquitecta Belén Goya, quien conoce las construcciones por dentro, sólo se trata de extranjeros que buscan paz. “Las casas parecen búnker, pero no tienen las caracteristicas que la gente les atribuye. Creo que sólo son personas que quieren vivir tranquilas”.