Las penurias y malos ratos de los expertos en patadas voladoras, cornetes en el hoci y llaves mortales parecen llegar a su fin, porque un proyecto de ley busca reconocer a las artes marciales como deporte profesional.

La iniciativa, impulsada por los diputados de RN Cristián Monckeberg y Pedro Browne, quiere incentivar la práctica de esta actividad promoviéndola como una movida sana que fomenta el cuidado de la salud y que aleja a los jóvenes de los malditos vicios.

"Con esto estamos terminando con una discriminación artificial y odiosa, en la que algunas disciplinas son consideradas un deporte y otras deben someterse a controles estrictos, que para nada permiten fomentarla", alegó el honorable Monckeberg.

Actualmente, las artes marciales son reguladas por la Dirección General de Movilización Nacional bajo la ley 18.356. Ya en el año 2003 algunas disciplinas como el karate y el boxeo fueron separadas de la regulación, pero otras aún son consideradas como un peligro que debe ser regulado fuera del deporte.

"No es posible que para algunos la práctica de sus disciplinas implique la rendición de cuentas, el pago de permisos y les reste la posibilidad de participar de los programas de fomento del Estado a través de la Ley del Deporte", peló Browne.

GANADORES

Los más contentos con la iniciativa son los deportistas que día a día sudan la gota mórbida perfeccionando la técnica de la lucha personal. Entre ellos están los cabros del Circuito de Artes Marciales de Chile, quienes le levantaron el dedo gordo al proyecto.

Los muchachones aseguran que las personas que practican artes marciales no son violentas y que son adoctrinados para ver las patadas y combos como parte del deporte.

"Con este reconocimiento esperamos tener más apoyo a nuestra actividad. Muchas veces por falta de recursos no podemos participar en torneos, pero cada vez que lo hacemos obtenemos triunfos. Tenemos más logros y coraje que el fútbol", contó Byron "Sicario" Hernández (18).

"Una vez no pude viajar a México por falta de plata para el pasaje de mi entrenador. Eso no puede pasar más. Otros países apoyan a sus deportistas", pataleó Benjamín Rubio (17), capo en Kick-Boxing.