La Cuarta Dimensión: La verdadera historia de "La rubia de Av. Kennedy"

No, no es la rubia que Ricardo Arjona describe en su clásico tema "Historia de taxi". Esta es nuestra, siempre con rostro cabizbajo apareciendo por la zona oriente de la capital.

Gélida noche de invierno en Santiago. La ruta de Carlos arriba de su taxi no había sido buena ese día. Los pocos pasajeros que habían subido lo tenían desanimado, por eso lo mejor era irse a casa. Avanzando por Avenida Kennedy llegó hasta la intersección con Gerónimo de Alderete. Ahí vio a una guapa mujer que le hacía dedo. Al comienzo dudó sobre llevarla, pero finalmente detuvo su marcha con la esperanza de salvar la magra jornada.

La despampanante rubia de largos cabellos, traje blanco y pálida expresión subió al taxi saludando de forma cordial. Se sentó en la parte trasera y dulcemente le dice al hombre que sólo va unos kilómetros más allá, que ella le indicará cuando deba parar.

Carlos pone primera, segunda y tercera para avanzar a toda máquina por la ruta. Ni siquiera cruzan palabras, hasta que ella susurra muy suavemente: "Por favor, no corra. Vaya más despacio, más despacio". El chofer gira para ver a la mujer, pero queda despavorido al percatarse que ella ya no está en el vehículo.

Se detiene en medio de la pista buscando una explicación. Al no encontrar nada, decide ir al terminal antes de llegar a su casa, esperando que otros colegas hallaran alguna respuesta.

Tras contar su historia sólo encontró risas, sus amigos no creyeron nada. Se vio aislado, pero convencido de que la rubia estuvo arriba de su auto. Más cuando recordó ese olor a violetas que la fémina dejó y aún se mantenía en el móvil.

Durante los días siguientes Carlos siguió contando lo sucedido a sus más cercanos. Pocos creyeron, hasta que aparecieron más casos que habían visto a la rubia en el mismo sector. Fue en ese momento que sintió un alivio tremendo.

La historia fue tomada por la prensa, creciendo de manera exponencial. Varios eran los taxistas que aseguraban haber tomado a la mujer que se desvanecía cuando hablaba. El misterio no tenía explicación, pero fue ganando más adeptos, hasta que se llegó a un nombre: Marta Infante.

La joven de 25 años había fallecido el 8 de agosto de 1978 en un accidente automovilístico junto a su novio en las intersecciones de Kennedy con Alderete. Coincidentemente, los rasgos físicos de la fantasmal aparición eran muy parecidos a los de Infante, por lo que todos la catalogaron como la alma en pena que seguía deambulando.

Infante se aparecía a los taxistas para advertirlos del peligro. Cada cierto tiempo varios eran los automovilistas que dicen verla caminar en la zona con su impecable vestido blanco y caminar errante.

Hay quienes la observaban y aceleraban al máximo para dejarla atrás. Su leyenda fue creciendo con el paso de los años y, cada cierto tiempo, fueron saliendo más relatos de sus andanzas en Kennedy. Durante todos los avistamientos nunca provocó desgracias, ni accidentes, sólo buscaba guiar y poder encontrarse con su amado que falleció en el lugar.

Pero según algunos historiadores ella no sería la única mujer que se aparecía en ese sector. En la época de la colonia, la joven hija de uno de los regentes de la zona oriente falleció antes de su matrimonio en extrañas circunstancias. La historia fue recopilada en el libro de 1920 "Tradiciones, leyendas y cuentos populares", de Ramón Laval, y hablaba de una mujer que deambulaba por los campos dejando un olor a violetas, al igual que fantasmal mujer. Es por eso, que algunos plantean que la dama que aparece por la arteria capitalina no sería Marta Infante, sino que el alma de la muchacha muerta hace más de 100 años.

Película

Pese a ello, la repercusión de "La rubia de Kennedy" llegó a tanto que en 1995 se filmó una película con el mismo nombre. El film fue protagonizado por Carolina Fadic, pero no tuvo una buena opinión de la crítica especializada.

Independiente del fracaso cinematográfico, la historia es conocida por todos en la Región Metropolitana, quedándose en el ADN santiaguino como una trama de suspenso e intriga.

Hace años no hay registros de "La rubia de Kennedy". Algunos aseguran que su alma aún pena por la avenida intentando encontrar la paz arrebatada hace casi 40 años, o más en el caso de que su identidad fuese otra… Ahora, si usted la encuentra en la noche tendrá dos opciones: poner quinta a fondo para escapar o subirla y ver cómo se evapora por el espejo retrovisor. Puede ser un buen día para ir a buscarla.

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