La fogata de los asesinos

Una pareja y un ex marido forman parte del drama que vivió en 2018 la familia de Nibaldo Villegas. Ingredientes sobran: Clonazepam, un cuchillo carnicero y una frazada en una playa de Laguna Verde dan cuenta de un hombre cortado en pedacitos.

Son pasadas las 5 de la madrugada del sábado 11 de agosto del 2018, y la oscuridad de la solitaria playa Las Docas, de Laguna Verde, en Valparaíso, es quebrada por una enorme fogata. A un costado, la sombra de una pareja que pololea llama la atención de un par de pescadores aficionados.

Al aproximarse hacen notar su presencia. Los enamorados, que acuden habitualmente al lugar, observan el fuego. Lejos de parecer relajados, la llegada de los visitantes los incomoda. Mientras la mujer opta por refugiarse en el auto, el hombre se muestra amistoso, pero se preocupa de avivar el fuego.

La escena es sospechosa. Dentro del fogón hay todo tipo de elementos, incluyendo una frazada. La interacción es breve, pero provoca dudas en los pescadores, que de amanecida vuelven al lugar cuando la pareja ya no está. Entre las cenizas hay un cuchillo carnicero, lo que multiplica sus dudas.

El encuentro queda patente en la memoria de los hombres. Al ver las noticias días después, reconocen con facilidad los rostros de Johanna Hernández (32) y Francisco Silva (37), quienes fueron detenidos como sospechosos del asesinato del profesor Nibaldo Villegas (50). Al momento, comprenden que lo de aquella noche no había sido una simple fogata y acuden a la PDI.

El plan

Nibaldo conoció a Johanna mientras le hacía clases de computación. Él, que recién se había separado, tenía 41 años. Ella, 23 y dos hijos. Se casaron y tuvieron una hija. El 27 de septiembre de 2017, la mujer comenzó una relación paralela con Francisco, el paramédico que le asignaron para su práctica como Técnica en Enfermería. El matrimonio se acabó y el profesor se quedó con la tuición de la hija en común.

Desde ahí, en junio de 2018, la nueva pareja comenzó a cranear una forma de matar a Nibaldo y de paso quedarse con sus bienes, incluyendo la casa de Yacolén 860, en Villa Alemana. El plan se definió la madrugada del miércoles 1 de agosto, cuando Silva le entregó como regalo de cumpleaños un polvo amarillento a Hernández. Eran 10 pastillas de Clonazepam de 2 mg para dormir a Nibaldo y generar la escena de un suicidio.

Sin embargo, la decisión fue otra. El viernes 10 de agosto Johanna citó con fines amorosos y en secreto a Nibaldo. En su propia casa y sobre su cama, el hombre fue drogado tomando una inofensiva malta con huevo. Después, fue asesinado por ambos, quienes optaron por reducir el cuerpo.

La madrugada del 11 ambos cargaron el cadáver en el mismo auto de Nibaldo y viajaron a Laguna Verde, a su tradicional playa "pa´pololear", donde arrojaron parte de los restos a quebradas y quemaron todo tipo de evidencia. Dos días después, en medio de la intensa búsqueda del profesor, regresaron a rescatar los restos para tirarlos al mar.

La tarde del 15 de agosto, el torso es llevado por las corrientes hacia el popular Muelle Prat, en Valparaíso, donde una lancha de turismo hace el hallazgo. El resto se fue por un tubo. El lunes 20 lo identificaron, el martes 21 Johanna fue al Conservador de Bienes Raíces para apresurar la posesión efectiva; ese mismo día en la noche fue arrestada, así como también su pololo. Las evidencias se lograron gracias al testimonio de los dos pescadores. Hoy la pareja espera veredicto de la justicia.

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