Eran las 4 de la madrugada. La lluvia caía suavemente sobre Santiago y Humberto Mella Cea, de 68 años, llegaba a su trabajo en la panadería Zunino como todos los días.

A veces iba en micro a la pega. La mayoría de las veces lo hacía caminando, porque las monedas eran aún más escasas que las micros.

Ni la lluvia ni el frío detuvieron a un par de cumas que lo siguió desde la Ruta 5 y apenas llegó a Franklin 1321 para abrir la panadería le gritaron "ya, washo, entrega todo".

Don Humberto opuso resistencia, mientras les gritaba que él no tenía nada que darles. Ellos no le creyeron y en medio del forcejeo se escuchó la voz de la locataria Nelly Zúñiga que preguntó "¡qué pasa allí!".

Los guarenes, cobardes como todos los cumas botados a choros, huyeron no sin antes ultimar a don Humberto de un balazo en las costillas.

El panadero sacó fuerzas y como pudo se arrastró hasta el interior del local, donde fue auxiliado por la señora Nelly, que llamó de inmediato al SAMU.

El pobre don Humberto llegó hasta la Posta Central, donde ingresó sin signos vitales.

"Él parecía un muchacho. Tenía una agilidad admirable para sus 68 años y es lamentable que lo asesinaran", dijo doña Nelly.

La víctima trabajaba hacía 40 años en la misma panadería, estaba casado y todos lo querían, tal como lo dijo el presidente de la Confederación de Panificadores de Chile, Eugenio Paillalef.

"Era querido por todos y como Confederación ayudaremos a su esposa en todo", dijo Paillalef.

Los asesinos siguen prófugos.