Con el paso de los días han aparecido detalles inéditos del funcionamiento de la secta de Colliguay, cuyos miembros son acusados de sacrificar a una guagua de tres días de vida por orden del líder del grupo, Ramón Castillo Gaete, quien consideraba que el menor era el "anticristo".

En entrevista con The Clinic, Gonzalo Torrealba, psicólogo de la Policía de Investigaciones, aseguró que los imputados por el brutal delito no han mostrado signos de arrepentimiento, que se trata de  personas limítrofes y que la secta tenía como ejes principales el dinero y el sexo.

"Natalia Guerra (la madre de la victima) estaba más preocupada de la prensa, qué canales iban a ir a escuchar su declaración. Cuando se hizo el control de detención y fue fotografiada llorando, una vez que sale del control de detención el llanto desaparece de inmediato", comentó en la entrevista el forense de la policía, quien además detalló parte de los rituales sexuales a los que se exponían las mujeres del grupo.

"Antares llamaba a Pablo Undurraga (segundo en el orden jerárquico de la secta) y le decía: hoy desperté con una orden del ser supremo donde me ordena tener sexo oral. Según él, portaba todo lo negativo que absorbía de los otros y salía a través del espermio y una mujer debía absorberlo a través de la boca y tragárselo. La mujer que se lo tragaba tenía que estar cinco días aislada para purificarse", contó Torrealba a The Clinic.

PURA PLATA

El relato del sicólogo policial también hace referencia a la importancia que Castillo Gaete le daba al dinero a la hora de aceptar a los miembros de la secta. No cualquiera ingresaba al grupo, tener billete era requisito excluyente.

"El dinero era el elemento más relevante en la secta. Según el ingreso de cada uno era la participación que tenían en la secta. Todos los recursos eran desplazados a Ramón Castillo. Por ejemplo, la auxiliar de vuelo (Carla Franchy) facilitaba los viajes de Castillo. (Carolina) Vargas trabajaba en una entidad bancaria, otorgaba crédito…"