Misterio resuelto: así colocaban el sombrero a los moáis

Aunque sea territorio chileno, Isla de Pascua siempre ha concitado un interés planetario, y los protagonistas de esto son sus gigantes de piedra, los míticos moáis.

Estas milenarias moles han sido un eterno desafío para la ciencia, también motivo de admiración turística y arquitectónica.

Las leyendas que se tejen en torno a su aparición son muchas, incluso algunas intergalácticas, que involucran a seres de otros mundos, y que se alimentan además por el ostracismo de los propios habitantes de la isla, que guardan a fuego los secretos ancestrales.

Y entre las pocas certezas que se han recogido sobre los moáis, ayer se compartió una que tuvo trabajando a los científicos gringos de la Universidad de Pensilvania por años: ¿cómo montaron los sombreros que coronan sus cabezas?

Según el estudio publicado en la revista Journal of Archaeological Science, la técnica que utilizaron para lograr este objetivo es sorprendente, y si bien no hay manera de comprobar que sea fehacientemente así, aclaran que "muchos han presentado sus ideas, pero somos los primeros que presentan una explicación basada en evidencias arqueológicas", expresó Sean Hixon, autor principal de la investigación.

Cómo lo hacían

El porqué de que en la comunidad arqueológica sea tan llamativo saber cómo los pascuenses conseguían poner esta piedra en forma de sombrero en la cúspide de los moáis, se explica por lo grandes y pesadas que son estas estructuras de roca: miden en promedio unos 10 metros, y pueden llegar a pesar hasta 80 toneladas.

Según afirmó el equipo de investigadores de la Universidad de Pensilvania, "la mejor explicación es que se usaron grandes rampas para hacer rodar los pukao (sombreros, que eran hechos con una piedra rojiza diferente a la del cuerpo, y que eran una señal de prestigio) hasta la parte superior de los moais", cree Hixon.

¿Cómo lo consiguieron? Con la técnica conocida como parbuckling, la misma con la que se daban vuelta embarcaciones volcadas. En esta, se fija el centro de una cuerda larga en la parte superior de una rampa, y los dos extremos que quedan libres se envuelven alrededor del objeto que se va a mover.

Los extremos pueden ser tirados luego desde la parte superior de la rampa para desplazar los cilindros de piedra, que podían llegar a pesar hasta 13 toneladas.

Esta técnica era ideal, ya que no requería del esfuerzo humano que debieron hacer los egipcios para levantar las pirámides, ya que con pocos hombres lograban coronar a sus moáis con los pukaos.

Aún en el caso del pukao más grande sobre la estatua más alta, unas diez personas habrían podido hacerlo rodar", se lee en la investigación.

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