Primo-hermano de Pato Aylwin alimenta ratoncitos en su ruinosa casa patronal

Ni el paso del tiempo, la pérdida de memoria, ni la pobreza en que vive han logrado arrebatarle cierto aire aristocrático a Javier Mendoza Aylwin (85), primo-hermano del ex Presidente Patricio Aylwin.
Desde la ruinosa casa patronal donde vive junto a su hijo adoptivo y su nuera, don Javier reclama que sus familiares lo tienen olvidado en su campo, el mismo al que solían ir de vacaciones, a mediados del siglo pasado, cuando el fundo de Palo Blanco, en la comuna de San Rafael, de propiedad de su esposa Mafalda Rodríguez era uno de los más prósperos de la comarca. Hoy de esa grandeza sólo le quedan 35 hectáreas.
La crisis se instaló en la propiedad junto con la muerte de su dueña, el 5 de mayo del 2002. Desde entonces el anciano casi no se levanta y pasa gran parte de su vida encerrado en una pieza oscura, donde acumula basura y migas de pan para que se alimenten los ratones que desfilan sobre la colcha de su camastro. Doce perros que se pasean por los empobrecidos salones y corredores parecen ser los únicos seres que dan vida a la vetusta casona
SOLEDAD
Hablar con don Javier no es fácil, porque acostumbra a cerrar la puerta de su habitación con una tranca, relata su único hijo, Miguel Ángel Mendoza, quien dice que tampoco le gusta que limpien su dormitorio.
Vestido con una chaqueta a cuadros y tapado con numerosas frazadas, el anciano de descuidada barba blanca se sienta sobre la cama para recibir a quien lo visita. Primero saluda con aire distinguido y se excusa, pues dice que quiere dormir un poco más. Al ser consultado por su parentesco con Patricio Aylwin, asiente con la cabeza y reclama que "la última vez que lo vi fue en el funeral de mi hermano René", hace dos años .
Su hijo Miguel Ángel recuerda que cuando era niño, el entonces senador Patricio Aylwin visitaba el fundo junto a los suyos: "Tengo los mejores recuerdos de él, cuando venían a comer asado con toda su familia, pero entonces el campo estaba bien, ahora que estamos pobres ya nadie se acuerda de nosotros".
ORGULLOSO
El hombre explica que el anciano se siente abandonado. "Como él siempre ha sido muy orgulloso de su apellido y a todos les cuenta que su primo fue Presidente, ahora se siente olvidado. La única que ha llamado para tener noticias suyas es una hermana".
Mendoza dejó su trabajo en una empresa de buses para cuidar a su padre, y recién este año espera comenzar a trabajar el campo, ya que las tierras que les dejó Mafalda Gutiérrez aún están en litigio.
"Todo el mundo me dice que mande a mi padre a un hogar de ancianos, pero yo me quedaré a su lado hasta su último día", precisa.
El alcalde Luis Moraga Cáceres (DC) dice conocer muy bien la situación del anciano, pues su abuelo fue vecino de Javier Mendoza.
"Este señor llegó ya mayor a esta tierra. Cuando se casó con doña Mafalda. Nunca aprendió las tareas del campo. Mientras ella trabajaba, el tocaba el piano", explica el edil.
P.Riquelme/M.Vega.
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