Ratera del hogar fondeaba especies choreadas en tumba de su mami

Una piadosa familia de Punta Arenas denuncio a la PDI la desaparición de plata y joyas de su casa.
La principal sospechosa era la nana F. A. C. (30), una extraña mujer de mirada nebulosa que esporádicamente hacía el aseo en la casa de las víctimas. Todos pensaban que algo ocultaba, pero no tenían claro qué cresta era.
El subcomisario Marco Quiñónez se interiorizó del caso. Contaría después que tras una larga interrogación la mujer confesó el robo de las especies.
Cuando le preguntaron dónde miércales había escondido el botín, la ratera del hogar dio a conocer un lugar que dejó a los policías con los pelos parados.
En una escena parecida a cuando la niñita de la película "El Exorcista" da vuelta completamente la cabeza dijo: "Guardé todo en el cementerio, en la tumba de mi madre".
Con un rosario de ajo en torno al cuello, el subcomisario Quiñónez pidió ayuda a expertos de la Interpol de la Brigada de Delitos Paranormales de Transilvania.
Provistos de subametralladoras uzi, gas pimienta, estacas y balas de plata se dejaron caer en donde viven los muertos. Como sospechaban, no hubo resistencia de parte de los residentes y procedieron a revisar la sepultura.
En la tumba de la madre de la ladrona efectivamente estaba el cadáver. También dieron con las joyas. Les llamó la atención un reloj de marca Longines de más de cien años. Luego los policías partieron a la casa de ella y recuperaron 700 lucas.
El fiscal Gonzalo Aranda formalizó a la hija del año por el delito de su sustracción de joyas y dinero. La fresca quedó con arraigo regional hasta que finalice la investigación. Su madre volvió a descansar en paz.
Francisca Zúñiga
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