Gracias a una movida del Sifup, Roberto Rojas ayer vio en directo el partido en el Arena Corinthians. Se ubicó en la tribuna junto a su mujer Viviane Bruno, quien portaba un brazalete que les regaló Claudio Bravo tiempo atrás.

Al llegar saludó a conocidos, como Marcelo Salas y el “Chano” Garrido, pero luego no se movió hasta que el estadio quedó semi vacío: el “Cóndor” estaba cansado -pese a su disposición para tomarse fotos con los hinchas- y quería evitar el choclón para volver piola a casa.

"En Sao Paulo no voy al estadio casi nunca. Pero estoy contento de haber venido", dice el ex golero, quien llegó en metro y luego de recorrer varias calles a pata hasta la cancha.

No había amanecido muy bien, según reconoce, pero no quiso perder los tickets. "He estado más complicado, hay semanas en que tengo que estar sacándome líquido de los pulmones por la enfermedad. Es un ir y venir al hospital. Pero me dieron dos entradas y por suerte pude venir", cuenta Rojas, quien el día previo intentó ver a Claudio Bravo, sin éxito: "Fui a verlo al hotel, pero estaban en sus habitaciones concentrados".

-Pese a la derrota, ¿se le pararon los pelos en algún momento?

-Sí, con el himno me emocioné, pero uno ve el fútbol diferente ahora, lo analiza distinto. Chile no jugó bien, no tuvo posibilidades claras. Sólo pelotas cerca del área. El equipo de Holanda se juntó bien y le cerró los espacios. No hubo fluidez. Será difícil Brasil ahora, porque son partidos de muere muere.