Caso Sophie: expertos elaboran el perfil del parricida

Manaña la pequeña Sophie Claire cumplía dos años, pero el brutal ataque que sufrió el pasado 25 de enero no le permitió llegar a esa fecha.

La niña fue llevada inconsciente a un SAPU del sector Los Alerces de Puerto Montt por sus padres, Francisco Ríos Ríos (26) y Camila Adriazola. Su progenitora dijo que se había caído en el baño, informó el personal del centro médico.

La autopsia de la angelita reveló que fue un golpe contra su abdomen el que le produjo un fuerte sangrado interno hasta causarle la muerte. Respecto de las supuestas lesiones de abuso sexual, la perito Vivian Bustos aclaró que las heridas no son concluyentes.

"Existe un dolo de darle muerte"

"La médico legista pudo determinar claramente que eso no se trata de una acción accidental. Claramente hay intervención de terceros y, de acuerdo a los restantes antecedentes de investigación, podemos concluir de que existe un dolo efectivamente de darle muerte", señaló el fiscal jefe de Puerto Montt, Marcelo Sambucetti.

Francisco fue formalizado por lesiones menos graves, maltrato corporal relevante y parricidio. Quedó en prisión preventiva en la cárcel de Alto Bonito mientras dure la investigación que se fijo en 5 meses. En toda la audiencia no pronunció palabra.

El abogado querellante de la Municipalidad de Puerto Montt, Sergio Coronado, señaló a La Cuarta que "falta mucho para la etapa de acusación, pero considerando los delitos y los antecedentes del imputado, lo más probable es que solicitemos presidio perpetuo calificado".

Personalidad

Resulta difícil explicar qué puede pasar por la mente de un hombre que es capaz de causarle daño a un hijo hasta llevarlo a la muerte.

El comisario y sicólogo del Instituto de Criminología de la PDI, Francisco Falcionelli, explicó a La Cuarta que para poder elaborar el perfil de un individuo como éste es necesario estudiar la historia clínica y hacer un examen.

"Sin embargo, en términos generales puedo decir que estas personas cumplen un patrón", especificó.

Primero, un parricida es una persona que no tiene tolerancia a la frustración y un escaso control de los impulsos, aclaró el profesional.

Agregó que cualquier alteración de afectos, laboral o cualquier cosa que pueda ver afectados estos aspectos les provoca reacciones impulsivas.

Puede desencadenar la ira que los otros no cumplan con las expectativas que estos sujetos tienen "por ejemplo, que un niño lloré porque tiene hambre o porque necesita que le cambien un pañal. Es así de simple", señaló Falcionelli.

Alcohol y drogas

Agregó que otra constante de este tipo de personalidad es que suelen sufrir patologías siquiátricas como esquizofrenia. "También puede haber prevalencia de consumo de alcohol o drogas".

El supuesto parricida, jamás reconoció a su hija quien, según fuentes ligadas a la investigación, tenía un apellido de fantasía que su madre le puso para completar el nombre.

"Junto al rasgo característico de la violencia es necesario determinar que estos sujetos se vinculan de manera superficial con los demás, no tienen ninguna empatía y el dolor ajeno no los afecta", clarificó el comisario.

Ellos, manifestó también el PDI, cosifican a las personas y éstas deben cumplir un objetivo en sus vidas y si eso no ocurre, simplemente las desechan.

Finalmente explicó que es muy posible que este hombre, que tiene tres condenas por violencia intrafamiliar contra otras mujeres con anterioridad a este capítulo, también haya crecido en un espiral de violencia.

La mamá

La madre de Sophie declaró ante el fiscal que el 25 de enero escuchó ruidos en el baño donde estaba encerrado su pareja con su niña. Cuando Francisco abrió la puerta la pequeña estaba inconsciente en el suelo y él le dijo que no podía explicar qué había pasado.

Más tarde, mientras se dirigían al SAPU, le prohibió que hablara y al llegar al centro médico explicó que la niña se había caído a un costado de la taza del baño, según consta en la investigación.

Sin conocer detalles, el comisario manifestó que a todas luces se trata de un familia disfuncional que no tiene límites en los roles paternos.

Hay antecedentes de violencia en contra de ella y amenazas. "Es posible que en este espiral de violencia, ella haya naturalizado el comportamiento".

Ambos vivían en la casa del abuelo de Francisco, pero aparentemente la madre no tenía redes de apoyo, "por eso es muy difícil que ella haya podido pedir ayuda", expresó el policía.

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