“Tenía la piel descuidada y rasgos extranjeros”: el relato de supervisora que alertó del robo en ministerio

Supervisora del personal de aseo se preocupó e hizo llamadas en medio del atraco.
Supervisora del personal de aseo se preocupó e hizo llamadas en medio del atraco.

Trabajadora advirtió dos situaciones extrañas al interior del edificio. Resguardó a los trabajadores y llamó a Carabineros.

Durante la formalización de Elena Rojas y Miguel Ángel Apablaza, abuela y nieto que se vieron involucrados (con distinta incidencia) en el robo al ministerio de Desarrollo Social, el Ministerio Público dio a conocer el testimonio de la única persona que advirtió el delito que se cometía en las dependencias gubernamentales.

Se trata de América González, supervisora del personal de aseo que se mostró extrañada por la presencia de desconocidos al interior del inmueble.

“Trabajo en la empresa de aseo, y hace cinco años como supervisora de personal de aseo en el ministerio. Trabajo de lunes a jueves”, comenzó explicando la mujer.

El día de los hechos, la trabajadora confirmó su diálogo con el guardia José Guzmán, quien cayó redondito en la trampa del delincuente que se hizo pasar por Giorgio Jackson. “Le facilité las bolsas de basura”, indicó la mujer, aunque desconociendo que las pedía para guardar computadores.

Sin embargo, con el correr de los minutos, las sospechas comenzaron a surgir. Sobre todo tras enterarse de la inusual llamada del secretario de Estado: “El guardia aún estaba hablando por videollamada, me pareció extraño que hablara tanto tiempo con un ministro. Además, vi a tres sujetos con overoles blancos, lo cual me pareció extraño”.

“Respecto del hombre que alcancé a ver, tenía entre 27 y 30 años, se le salió rulos, tenía muy descuidada su piel, tenía rasgos extranjeros. Bajé al piso -1 junto a otras personas y ahí empecé a dudar de lo que estaban haciendo (estos sujetos). Llamé a Luis Celis, a quien le conté sobre cosas raras que estaban pasando”.

Llamó a Carabineros

Luego de relatar los hechos a sus jefes, la supervisora pudo tomar una decisión: “Me dijeron que llamara a Carabineros, le pedí a los chicos que estaban en el casino que estuvieran en silencio, que no prendieran la luz. Subí al piso 3 y vi que había varios notebooks, así que los tomé y los guardé”.

“Yo estaba muy nerviosa porque prácticamente era la única persona (que estaba al tanto del delito)”, añadió.

Finalmente, gracias a su rol clave, personal policial llegó al inmueble pasada la medianoche.

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