Todo comenzó con una llamada anónima al servicio telefónico de emergencias del 133. Ese día, el viernes 10 de junio por la tarde, Juan González Quezada y otros sujetos se encontraban en una barbería ubicada en la comuna capitalina de Pedro Aguirre Cerda.

Como dio a conocer Carabineros, el dato de un denunciante, que advertía sobre la presencia de al menos un arma de fuego dentro del local, dio inicio a uno de los casos que remecieron al país en lo que va del año.

Por medio de un control policial, donde se buscó verificar la denuncia en la barbería, el entonces cabo segundo David Florido fue atacado con un disparo de arma de fuego en su cabeza y murió momentos más tarde en el Hospital Barros Luco.

Rápidamente, la policía uniformada inició un peritaje que dio las primeras luces del caso: pistas, evidencias, el relato de testigos y los registros de varias cámaras de seguridad fueron iluminando lo que ocurrió aquella jornada.

En apenas unas horas, Carabineros ya tenía plenamente identificado al presunto autor del disparo mortal.

Nutrido prontuario

Juan González Quezada se llama el presunto autor del tiro de gracia que dio muerte al carabinero y que inició la cacería del delincuente. El sujeto de 24 años, a quien el Ministerio Público responsabiliza del tiro mortal, cuenta con un nutrido prontuario.

González Quezada fue acusado, entre otros asuntos, de robo de accesorios, receptación, amenaza a Carabineros y porte ilegal de armas.

Así, conforme las horas se transformaban en días, se conocieron nuevos antecedentes del prófugo, quien había sido condenado previamente por la justicia.

En 2014, cuando todavía era menor de edad, se solicitó la internación de González tras robar un vehículo, pero el tribunal lo denegó.

Tres años más tarde, el delincuente fue condenado a 8 años de cárcel por el delito de robo en lugar habitado y porte ilegal de armas.

Sin embargo, el año 2021, tras un fallo dividido de la Corte de Apelaciones de Santiago, obtuvo el beneficio de la libertad condicional.

Encubridores

Horas antes de su captura, el OS-9 de la policía conoció la información de que algunos cercanos de González lo estarían ayudando a permanecer prófugo de la justicia.

Como el caso era de público conocimiento, el círculo del delincuente comenzaba a estrecharse, pero los allanamientos realizados en las regiones Metropolitana y O’Higgins resultaron infructuosos.

El ajedrez de Carabineros dio paso a una hipótesis más o menos clara: habrían terceros ayudando a esconderse al imputado.

Finalmente, tras mantenerse fugitivo por siete días, el pasado viernes 17 de junio un operativo en Colina dio con el paradero de Juan González Quezada. El presunto autor del disparo al cabo Florido fue detenido en la Ruta Los Libertadores, mientras se especula que intentaba huir a Argentina.

Junto a González, Carabineros capturó a otras dos personas acusadas del delito de encubrimiento. Se trata de Julio Vidal y Marcela García, la mujer que habría reconocido que mantuvo oculto a González Quezada durante al menos dos o tres días, en un domicilio del sector norte de la capital.

En un comienzo la mujer, quien según datos de La Tercera fue interrogada en múltiples oportunidades por funcionarios de la policía, negó tener conocimiento sobre lo que había hecho el sospechoso.

Luego confesó que no solamente lo mantuvo oculto, sino que también mantenían una relación sentimental.

A la detención de la funcionaria del Poder Judicial, se suma la de un amigo de González Quezada, quien también lo habría ayudado a esconderse de la policía, proporcionándole un domicilio ubicado en la Región de O’Higgins.

A pesar de lo anterior, el sospechoso del crimen del cabo Florido decidió volver a la capital e intentar huir al extranjero, momento en el que fue capturado por personal de Carabineros en la comuna de Colina, durante la tarde del pasado viernes.

Formalizados

El caso tendrá novedades a contar de las 11 de la mañana de hoy lunes, cuando González Quezada y sus dos presuntos encubridores sean formalizados.

Además del asesinato del cabo David Florido, el sujeto de 24 años podría ser acusado además de homicidio frustrado, ya que la noche del 10 de junio habría disparado contra los otros carabineros presentes en el operativo que acabó con la vida del uniformado.

González Quezada arriesga hasta 40 años de cárcel, mientras que sus cómplices enfrentarían penas de 5 años y un día.