Por Bastián Escalona AmpueroCondenados a 100 años sin ganar: la maldición que persigue al Benfica hasta la actualidad
El entrenador más exitoso en la historia del club lanzó una frase que condenó a los lusos, quienes desde entonces han perdido ocho finales europeas.

Todos los futbolistas sueñan con algún día levantar títulos, siendo uno de los trofeos más importantes el de la Champions League. La “orejona” es la copa más importante de Europa a nivel clubes, y quienes la alzan quedan retratados en la historia del deporte rey, sin embargo hay un curioso caso que llama la atención de los fanáticos del balompié.
Y es que el Benfica fue uno de los primeros equipos en quedarse con la corona del Viejo Continente, pero tras un desafortunado incidente, fueron “maldecidos” y desde entonces nunca más volvieron a tocar la gloria.
Un caso digno de estudio, ya que el elenco portugués ha estado muy cerca de quedarse con la Champions nuevamente, pero el maleficio siempre termina aguando su celebración.
De ídolo a hater
En sus primeras ediciones, la Copa de Europa, que posteriormente comenzó a llamarse la Champions, tuvo como ganador indiscutido al Real Madrid, quienes se apoderaron del certamen en durante cinco temporadas.
El único conjunto que logró terminar con el ciclo de victorias del cuadro Merengue fue el campeón del fútbol portugués, el Benfica. Los lusos eran comandados desde 1957 por el DT austro-húngaro Béla Guttmann, quien con sus conocimientos llevó a sus pupilos hasta su primera final del torneo en 1961.
Aquella instancia, disputaron el título ante el Barcelona a quienes aplastaron por 3-2. Con este resultado, el Benfica se convirtió en el segundo campeón de Europa, un título que retuvieron al año siguiente.
La temporada 1962, Guttmann nuevamente llevó a los lusos a la final del torneo europeo, pero en esta oportunidad el rival era el gigante Real Madrid, que contaba en su plantilla con figuras como Alfredo Di Stéfano, Ferenc Puskás, Paco Gento, José Santamaría, entre otros.
De la mano de un joven Eusébio da Silva, que fue la figura de la llave final, las águilas superaron a los españoles para anotarse una segunda estrella. Sin embargo, tras esta victoria comenzó la debacle de los de rojo.

Finalizada la temporada, el DT austro-húngaro conversó con la dirigencia sobre su contrato, ya que consideraba que merecía un alza de sueldo. Habiendo llevado al conjunto a la gloría máxima de Europa, era justo pedir más plata por un trabajo que estaba viendo resultados.
Sin embargo, los cabecillas del equipo tomaron la peor decisión de su tiempo al mando, ya que además de rechazar un aumento, dejaron que el técnico partiera enojado.
En su despecho por su abrupta salida, cuenta la leyenda que Béla habría lanzado una curiosa frase que fue tomada como una maldición para el club, la que curiosamente sigue pesando en los portugueses.

“Sin mí, el Benfica no ganará en 100 años”, habría sido la frase que quedó marcada en la historia, con la que el DT condenó al club a no volver a alzar títulos de Europa durante el siglo venidero.
Tuvo razón
Maldición o superstición, lo cierto es que el efecto fue inmediato. El Benfica llegó a la final de la Copa de Europa por tercer año consecutivo, pero esta vez sin la ayuda de Guttmann, quien ya lejos del club vio como el Milán se quedaba con el título tras vencer a los portugueses 2-1 en el Wembley Stadium de Londres.
A pesar de que pudo ser solo una coincidencia, lo cierto es que al interior del equipo ya se comenzaba a poner en duda la efectividad de esta presunta mufa. Pero con el correr de los años, todos comenzaron a tomarlo en serio.
Aunque el Benfica hacía lo posible por convertirse en el mejor equipo de Europa, nada parecía suficiente. Tras la salida de Béla Guttmann del club, las águilas perdieron la final de la Champions en cinco oportunidades: 1963, 1965, 1968, 1988 y 1990.
Pero tampoco han podido obtener el segundo título de clubes más importante del continente, la Europa League, donde han disputado tres finales sin éxito, en 1983, 2013 y 2014, lo que los deja como el máximo subcampeón de ambos torneos.
En medio de las preguntas respecto a si es que Guttmann realmente pronunció esta frase que terminó condenando al Benfica, un pupilo del entrenador, António Simões, señaló en una entrevista que el DT realmente nunca dijo eso, pero ya era demasiado tarde, y la superstición ya estaba esparcida por la afición.
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