Este 20 de agosto en la noche quedó marcado un capítulo negro para la historia del fútbol sudamericano por los incidentes protagonizados por barristas de Universidad de Chile e Independiente en el marco de los octavos de final de Copa Sudamericana, disputado en el estadio Libertadores de América.

Según directivos de Azul Azul, se contabilizaron 19 heridos, entre ellos uno en estado grave por una caída desde gran altura.

Actualmente, Conmebol —el máximo ente del fútbol sudamericano— se encuentra estudiando el hecho, según informó en un comunicado.

Cabe destacar que el partido fue cancelado al minuto 4′ del segundo tiempo.

Según informó el medio trasandino TyC Sports, ambos equipos serían descalificados del torneo y no podrían jugar competencias internacionales en 2026.

Las agravantes, señala el medio, apuntan a la responsabilidad de ambas parcialidades en los hechos.

Hablaron los directivos de ambos clubes

El presidente de Azul Azul, Michael Clark, señaló que están trabajando para conocer y resguardar a los fanáticos azules: “Estamos en contacto con el Gobierno y estamos enfocados en averiguar cómo está nuestra gente”.

También expresó que existieron fallas en la seguridad: “Creo que hubo riesgo para los jugadores y para el cuerpo técnico, para los funcionarios, para nosotros. No soy experto, pero poner a la barra visitante sobre gente de Independiente, sin rejas o protección, fue un error”.

Por su parte, el presidente de Independiente, Néstor Grindetti, tuvo una insólita respuesta y enfatizó que los hinchas de su equipo están libres de culpa: “Vamos a defender los intereses de Independiente, hay un claro responsable de todo esto y es la gente de la U”.

“Es lamentable, algo que debía haber sido una fiesta no lo fue. Es repudiable lo de los simpatizantes de la U. Nos destrozaron los baños y tomaron artefactos de los baños. Los tiraban por la tribuna. Fue una violencia inusitada que nunca vi en mi vida”, complementó en conversación con TyC.