Bajo su mandato, Universidad de Chile volvió a ser la Universidad de Chile de siempre, la que peleaba torneos, discutía los clásicos y se hacía sitio en el concierto internacional. De un total de noventa y tres partidos, ganó cincuenta y tres, igualó veinte y perdió otros veinte: un saldo del 64,16% resumido en la Copa Chile de 2024, la primera vuelta olímpica azul en siete años; la Supercopa del año siguiente con paliza, 3 a 0, sobre Colo Colo, y una semifinal de Copa Sudamericana que será recordada por la mano que tanto el árbitro como el VAR pasaron por alto en el gol que supuso su eliminación.

Pero Gustavo Álvarez, el artífice de todo esto, salió por la puerta de atrás. Su magnífica obra casi que fue borrada de un plumazo cuando anunció su intención de dejar el club con las últimas dos fechas del certamen local por delante. Una porción de los hinchas se desencantó por la forma y, por otro lado, un sector de la prensa comparó su salida a la de Sampaoli de la Roja: lo rotularon como rehén.

Quizás por eso, ahora que se selló el adiós, mientras disfruta de sus vacaciones en Argentina, el entrenador se allanó a hablar y dar su versión. Lo hizo en una íntima entrevista con TNT Sports, que llevó adelante Manuel De Tezanos Pinto.

“Respeto las opiniones, las acciones son de interpretación subjetiva, todos tienen derecho a opinar, yo fundamenté. Se pudo criticar que el equipo se podía desenfocar, pero no lo vi para nada así ni de rendimiento ni de resultado. Era mi última conferencia en un club, en un marco formal y al saber que se terminaba el contrato al final de año. Era expresar el sentido de mi ser, explicando al hincha lo que me pasaba y por qué decidía que lo mejor era cambiar de entrenador”, arrancó Álvarez.

Más tarde, aunque sin entrar en detalles, confirmó que su relación con la cúpula dirigencial azul ya no era la misma.

“Me parece que toda relación se desgasta poco a poco y es normal en todo ámbito de la vida, en lo deportivo sucede lo mismo. No hay hechos puntuales de gravedad que provocaron una ruptura en la relación, sí un desgaste que lo considero normal”.

Y explicó que por ningún motivo hubiese querido llegar a instancias judiciales:

“Mi principal objetivo era terminar bien la relación. Nos vinculaba un contrato de dos años con un tema de una extensión, tema que no quería tocar porque jamás pensé en terminar un desacuerdo o conflicto jurídico con el club. Lo sostengo, no nos merecíamos un final en tribunales, sabíamos que esa cláusula de extensión podía poner la cuestión en un tribunal y preferí evitarlo y terminar en buenos términos”.

Es decir, “con un reconocimiento o gesto hacia el club con una cifra acordada por ambas partes y que el club tenga retribución económicas, darnos la mano y seguir cada uno en el camino”.

Cerró: “Pude irme a cero pesos, pero no es mi forma de actuar, no lo quise hacer de esa manera”.

Revisa aquí la entrevista completa: