El Superclásico #198 comenzó a teñirse de blanco apenas transcurrida la media hora de encuentro, cuando Franco Calderón se apresuró en recuperar una pelota que él mismo había perdido en tres cuartos de campo rival y se arrojó, torpemente, con más vehemencia de lo que exigía la jugada, por detrás de la humanidad de Vicente Pizarro.

Entonces Cristián Garay, que minutos antes había permitido una agresión de Javier Correa sobre Matías Zaldivia, no vaciló y se llevó las manos al bolsillo para enseñarle la cartulina roja. Y con uno menos, las cosas cambiaron.

La “U” cedió por completo el protagonismo a un Colo Colo que mejoró muchísimo en el complemento con el ingreso de Claudio Aquino por Arturo Vidal y encontró el triunfo con el —merecido a esas alturas— tanto de Pizarro a nueve minutos del cierre.

Tal vez la única polémica haya pasado porque el juez del compromiso, para Fernando Solabarrieta, no midió dos jugadas temerarias con la misma vara.

“Lo de Calderón fue fundamental, una burrada tremenda”, opinó el periodista en Marca personal de La Metro. “Él sale de contra con un compañero y, como era una pelota parada, él venía controlando la pelota, la termina perdiendo y se desespera. Le pasa mucho a los defensores centrales, pierden la pelota lejos de su arco y se desesperan”.

“Tiró una tijera, pero era expulsión sí o sí, de eso no hay duda”, continuó. “Lo que pasa es que lo de Correa antes también era expulsión, entonces ahí se produce la polémica. Porque Correa va con todo, y para mí eso también era expulsión”.

Pero Solabarrieta tenía algo más preparado para el delantero argentino. A continuación, lo castigó por todas las opciones claras que despilfarró y que pudieron haber definido antes el partido para los albos.

“¡Qué manera de perderse goles Correa! A mí lo de Correa ya no me cerró. Tendrá buenos movimientos y eso, pero lo principal es que haga goles y no hace goles”.

Completó: “De cada cinco ocasiones, hace una con suerte”.

La hilacha de Correa

En la semana, el nueve albo había calentado el ambiente del partido al responder una presunta chicana de Marcelo Díaz. Lo acusó de mostrar la hilacha y de vender humo.

Sin embargo, los gestos obscenos tras el pitazo, el entrevero con un hincha —aparentemente un invitado de Víctor Felipe Méndez— en la zona mixta y los insultos a Michael Clark, presidente de Azul Azul, lo tienen ahora a él contra la pared.